domingo, 11 de febrero de 2018

Gracias a mis luces

Como acompañante de un paciente de larga estancia en el Hospital Universitario de Bellvitge quiero dedicar esta carta a las luces que han alumbrado mi estancia en el hospital.
A las enfermeras/os y auxiliares de la planta 13 unidad 1 que sin ninguna obligación por su parte han cuidado de mí.
A esas luces que han alumbrado mi camino durante meses en ese hospital y que ya forman parte de mi vida quiero decirles gracias, gracias y gracias.
Gracias por esos días que yo tenía de bajón y que tú me has abrazado y sin decir ni una sola palabra me has dicho tantas cosas con ese abrazo; adelante, todo va bien, no te desanimes, estoy aquí para lo que me necesites.
A ti que cada tarde para hacer mi estancia más llevadera me traías un café y un paquetito de galletas.
Tú que cuando me has visto con lágrimas en los ojos por lo duro de la situación que estaba viviendo me has cogido las manos y con tus ojos vidriosos y a punto de llorar también me has dicho: “sé fuerte”.
A ti querida amiga que en esos duros momentos que nos han tocado vivir juntas, me has sacado de la habitación, me has llevado al office y me has hecho una tila, mientras más personal del hospital lo cuidaban a él.
A ti que me has mandado a que me diese el aire y estirara las piernas y me has dicho bajito y al oído: “yo cuido de él” te irá bien un poco de aire fresco.
A las que os he pedido un abrazo porque me sentía sola y derrumbada y jamás me habéis negado ese abrazo que tanta fuerza me ha dado en ese momento.
A ti que cuando él se ha puesto nervioso me has echado de la habitación y te has quedado consolándolo a él mientras yo lloraba en el pasillo.
También nos hemos reído muchas veces, una risa maravillosa contando historias y chistes.
A ti que me has enseñado los cuidados que tenía que tener cuando nos fuésemos a casa y yo con lágrimas en los ojos te decía: “no voy a ser capaz” y tú me has respondido: “serás capaz, podrás hacerlo”.
A ti que cuando le tenías que poner una vía y como sus venas no son muy buenas y después de intentarlo varias veces sin poder, con tristeza has dicho: “no puedo pincharte más” que venga otra compañera y te he visto salir de la habitación triste a buscar a otra compañera porque tú ya no querías hacerle más daño, no es culpa tuya son las venas de él.
A mis luces de las noches, “mis estrellas” que os habéis preocupado de que no pasase frio trayéndome mantas.
A ti que cada noche cuando repartías el resopon jamás te olvidaste de mí y de traerme un café.
A mis amigas de la noche que siempre han tenido un ratito para hablar conmigo y así hacerme la noche más soportable y me habéis dicho: “Tú duerme, que nosotras entramos a menudo para ver cómo está, tú no te preocupes, descansa
He pasado con vosotras/os Navidad, Año Nuevo y hasta mi cumpleaños. No es el lugar más adecuado para decir que he sido feliz, muy feliz en un hospital, pero sí y lo digo llena de orgullo que he sido muy feliz con vosotras/os que os habéis convertido en parte de mis amigas, que jamás voy a olvidar estos meses que hemos compartido juntas.
Qué nunca en mi vida oiga hablar mal de enfermeras y auxiliares porque os defenderé con uñas y dientes.
Porque sois muy  humanos y aunque es vuestro trabajo a veces hacéis más de lo que debéis, no os importa salir más tarde si un enfermo os necesita, porque tenéis un corazón enorme y unos sentimientos preciosos.
Ahora que estoy en mi casa os echo de menos, con muchas estoy en contacto por teléfono y me alegra saber que estáis muy bien. Ya no sois simplemente enfermeras, ya sois mis amigas.
Mientras mi cabeza os recuerde y mi corazón siga latiendo siempre seréis unos “ocupas” en mi corazón.
La planta 13 unidad 1 del Hospital Universitario de Bellvitge tiene el mejor personal sanitario del mundo.
Os quiero amigas/os.

Amalia.


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