Como acompañante de un paciente
de larga estancia en el Hospital Universitario de Bellvitge quiero dedicar esta
carta a las luces que han alumbrado mi estancia en el hospital.
A las enfermeras/os y auxiliares
de la planta 13 unidad 1 que sin ninguna obligación por su parte han cuidado de
mí.
A esas luces que han alumbrado mi
camino durante meses en ese hospital y que ya forman parte de mi vida quiero
decirles gracias, gracias y gracias.
Gracias por esos días que yo
tenía de bajón y que tú me has abrazado y sin decir ni una sola palabra me has
dicho tantas cosas con ese abrazo; adelante, todo va bien, no te desanimes,
estoy aquí para lo que me necesites.
A ti que cada tarde para hacer mi
estancia más llevadera me traías un café y un paquetito de galletas.
Tú que cuando me has visto con
lágrimas en los ojos por lo duro de la situación que estaba viviendo me has
cogido las manos y con tus ojos vidriosos y a punto de llorar también me has
dicho: “sé fuerte”.
A ti querida amiga que en esos
duros momentos que nos han tocado vivir juntas, me has sacado de la habitación,
me has llevado al office y me has hecho una tila, mientras más personal del
hospital lo cuidaban a él.
A ti que me has mandado a que me
diese el aire y estirara las piernas y me has dicho bajito y al oído: “yo cuido
de él” te irá bien un poco de aire fresco.
A las que os he pedido un abrazo
porque me sentía sola y derrumbada y jamás me habéis negado ese abrazo que
tanta fuerza me ha dado en ese momento.
A ti que cuando él se ha puesto
nervioso me has echado de la habitación y te has quedado consolándolo a él
mientras yo lloraba en el pasillo.
También nos hemos reído muchas
veces, una risa maravillosa contando historias y chistes.
A ti que me has enseñado los
cuidados que tenía que tener cuando nos fuésemos a casa y yo con lágrimas en
los ojos te decía: “no voy a ser capaz” y tú me has respondido: “serás capaz,
podrás hacerlo”.
A ti que cuando le tenías que
poner una vía y como sus venas no son muy buenas y después de intentarlo varias
veces sin poder, con tristeza has dicho: “no puedo pincharte más” que venga
otra compañera y te he visto salir de la habitación triste a buscar a otra
compañera porque tú ya no querías hacerle más daño, no es culpa tuya son las
venas de él.
A mis luces de las noches, “mis
estrellas” que os habéis preocupado de que no pasase frio trayéndome mantas.
A ti que cada noche cuando
repartías el resopon jamás te olvidaste de mí y de traerme un café.
A mis amigas de
la noche que siempre han tenido un ratito para hablar conmigo y así hacerme la
noche más soportable y me habéis dicho: “Tú duerme, que nosotras entramos a
menudo para ver cómo está, tú no te preocupes, descansa
He pasado con vosotras/os
Navidad, Año Nuevo y hasta mi cumpleaños. No es el lugar más adecuado para
decir que he sido feliz, muy feliz en un hospital, pero sí y lo digo llena de
orgullo que he sido muy feliz con vosotras/os que os habéis convertido en parte
de mis amigas, que jamás voy a olvidar estos meses que hemos compartido juntas.
Qué nunca en mi vida oiga hablar
mal de enfermeras y auxiliares porque os defenderé con uñas y dientes.
Porque sois muy humanos y aunque es vuestro trabajo a veces hacéis
más de lo que debéis, no os importa salir más tarde si un enfermo os necesita,
porque tenéis un corazón enorme y unos sentimientos preciosos.
Ahora que estoy en mi casa os
echo de menos, con muchas estoy en contacto por teléfono y me alegra saber que
estáis muy bien. Ya no sois simplemente enfermeras, ya sois mis amigas.
Mientras mi cabeza os recuerde y
mi corazón siga latiendo siempre seréis unos “ocupas” en mi corazón.
La planta 13 unidad 1 del
Hospital Universitario de Bellvitge tiene el mejor personal sanitario del
mundo.
Os quiero amigas/os.
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