sábado, 16 de mayo de 2020

Confinamiento

¿Cómo estoy llevando el confinamiento?

Pues...  bien, estoy aprendiendo mucho. 

Estoy dándome cuenta de la resistencia de las personas y también lo frágil que somos.
 De un día a otro como nos puede cambiar la vida.
Recuerdo el día 12 de marzo 2020, fui a desayunar como casi todos los días al bar, pase un rato agradable como siempre, comentamos lo del virus pero riéndonos, sin pensar en lo que ocurriría después.

Estuve con unos amigos bromeando y contando chistes que ya andaban circulando del virus. Y pensábamos: A nosotros no nos va afectar el virus.
Días después me enteré que esos amigos con los que  había estado bromeando, estaban todos ingresado en el hospital con el virus, toda la familia lo tenian y lo están pasando realmente mal.

El viernes 12 de marzo, hablé con una amiga con la cual pensaba ir a un concierto de "Café Quijano", el concierto era el 27 de marzo, ella me decía: Devolvemos las entradas y yo le decía: No devolvemos nada, iremos al concierto esto no es tan importante, podremos ir sin ningún problema.
Nos han abonado las entradas. No ha habido concierto.

Esa semana había ido el martes a mi doctora de cabecera, me une una amistad de años con ella y nos besamos como siempre hacemos cuando nos vemos. Ahora deseo darle un abrazo y no puedo.

Qué poco pensaba en lo que tendría que vivir.

El sábado 13 de marzo nos dicen por la tele que no podemos salir de casa. Que el virus se está expandiendo y se está muriendo muchas personas por culpa de el. Y para evitar su propagación lo mejor es quedarse en casa. No tener contacto con nadie.
En un día se acabaron los besos y abrazos. 

Durante muchos días pensaba que esto que estaba viviendo era un sueño, me levantaba y al mirar hacía la calle verlas desierta, ver las tiendas cerradas me producía inquietud, miedo, incertidumbre y sobre todo mucho respeto.

Van pasando los días y todo sigue igual, las pocas personas que se ven por la calle van con mascarillas y guantes. Es todo tan surrealista, tan extraño.

Poco a poco te vas acostumbrando a la nueva vida. Las noticias... mejor no escucharlas.

Fallece el papá de una amiga y la tristeza que siente me la transmite. No ha podido despedirse de su papá. Solo ha podido ver cuando introducían la caja con su cuerpo en el nicho.

Fallece la mamá de otra amiga, otra vez el mismo dolor, ni un adiós, ha fallecido sola y la hija se siente triste porque hacía muchos días que no la veía, no podía ir a verla porque estaba en una residencia.

Una amiga a la que quiero mucho me llama y me dice; No te lo he querido decir antes, pero tengo el covid 19, pero es una enferma asintomática, está pasando la enfermedad sin síntoma. Y seguimos hablando y me dice: Yo estoy bien pero mi marido lleva 20 días en el hospital sedado y entubado. El corazón se me parte, un hombre sano, no fuma, no bebe y ahora lleva 20 días luchando por sobrevivir. Solo, sin poder entrar nadie a verlo de su familia, que tristeza. 

Siento impotencia y dolor por no poder estar al lado de mis amigas, cogiéndoles la mano, dándole un abrazo animándolas. No puedo estar a su lado.
Lo único que puedo hacer es decirles: Aquí estoy, a la hora que sea, si quieres llorar, hablar, no dudes en llamarme.

Pero también este proceso que estamos viviendo tiene cosas bonitas y buenas.

Me ha enseñado a lavarme las manos.

Me ha demostrado la solidaridad de las personas, todos queremos ayudar en lo que podamos, 
En mi casa no paramos de hacer viseras protectoras para quién las necesite.
Otras personas hacen la compra para las personas mayores que no pueden salir de casa.
Yo escribo cartas, porque así lo han pedido, para las personas que están ingresada y que no pueden recibir visitas, al menos reciben cartas de ánimos de personas anónimas, no sé si algún día conoceré a algunas de esas personas que les haya llegado mis cartas. Me encantaría.

Paso mis días lo mejor que puedo, y la verdad no me aburro. Leo, escribo, veo películas, juego con mis dos perritos y no estoy sola porque tengo la compañía de mi hijo que está trabajando desde casa.

Personas con las que tenia poco contacto, veo que siguen ahí y cada día nos preguntamos cómo estamos. 

Sigo recibiendo cada mañana un WhatsApp de mi amigo el Padre Antonio dándome los buenos días y eso me da felicidad.

Estoy deseando que llegue los domingos para hacer un vermourt virtual con mis queridas primas, es en esos momentos cuando valoro lo que tengo, salud, y el amor de mis primas, son esos momentos de felicidad, de risas, de bromas los que me da fuerza para pensar que todo esto se va acabar un día. Que juntos podremos salir adelante.

Después del vermourt, hago otra vídeo llamada con mi querida amiga Begoña, ella desde Cantabria y yo desde Barcelona, nos contamos como nos ha ido la semana, lo que hemos comido, etc. Nos miramos los pelos que tenemos, las peluquerías están cerradas, la raíz que nos está saliendo llena de canas, yo le muestro el corte de pelo que me he hecho yo sola. Nos reímos mucho.

Por la noche hablo con Mari, mi intima amiga y vuelvo a reír. Cuantas tonterías se pueden llegar a decir cuando la vida nos tiene limitados a cuatro paredes y hay poco que contar.

Después viajo hasta Colombia y paso un rato hablando con Fabiola, nos reímos, nos contamos cosas y nos ponemos tristes porque este año tenía preparado un viaje para ir a verla a Colombia y por todo esto que está pasando he tenido que anular ese viaje. Pero iré seguro.

También esta cuarentena me ha traído una gran sorpresa. Siempre he deseado tener un hermano varón, tenía una sola hermana y se fue al cielo.
Pero un hermano siempre he querido tener y quien me iba a decir que a mis años me iba adoptar un hermano. 
Sí, ahora tengo un hermano, mi hermano pequeño, mi hermano espiritual.
Un hermano que es un amor de hombre, un hombre cariñoso, tranquilo, deportista y !muy guapo¡  Está buenísimo mi hermano!!!
 Mi hermano y yo no nos parecemos en nada, él mide dos metros y yo metro y medio, él es muy deportista y a mí no me gusta hacer deporte, él es todo músculo y abdominales, no tiene ni un gramo de grasa, a mí en cambio me sobran unos kilos y un poco de grasa.
Soy feliz de tener un gran hermano, mucho más joven que yo. 
Mi hermano tiene una filosofía de la vida que es maravillosa y cuando hablamos por teléfono siempre me parece poco rato porque siempre aprendo mucho de él. Gracias hermano por aparecer en mi vida.

Bueno ya veis que no tengo tiempo de aburrirme, que paso los días con esperanza y felicidad,  de que un día cercano todo esto se va acabar. De momento seguimos saliendo a la calle con mascarillas y evitando el contacto. Eso es lo que peor llevo, no poder abrazar me está costando mucho.









 




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