Tengo sesenta años, según parámetros ya soy una anciana.
Pero no, siempre he pensado que la edad es un estado mental. Todo depende de como tú vivas la vida.
He conocido ancianos de treinta años, cansados de vivir, derrotados, no tienen sueños ni esperanza.
Yo soy una joven de sesenta años, y hago multitud de cosas. Tengo sueños, esperanza, leo, escribo, pinto y muchísimas actividades más.
Acepto que me digan que soy mayor, pero anciana ni pensarlo.
Si tú crees que por tener sesenta años soy una anciana, yo creo que tú eres un tonto/a.
Anciana no depende de la edad, anciana es ese persona que se sienta y no tiene otro deseo que la muerte venga a buscarla.
Sesenta años te da mucha sabiduría, no seguir normas, pasar de los comentarios, pintarse el pelo de rojo, como yo he hecho, comer lo que quieras sin preocuparte del tipo, tener michelines y bien bonitos que son.
Aunque los años pasen no se pierde la ilusión de conocer personas nuevas, incluso conocer el amor.
Enamorarte a los sesenta es posible.
¿Quién dijo que el amor es solo para los jóvenes?
El amor a los sesenta años es más sincero, menos prejuicioso, más apasionado. Hay más tiempo para todo, para viajar, para hacer el amor. Incluso la pasión erótica puede llegar a ser mayor que cuando eres más joven.
La capacidad de amar a los sesenta años no se pierde. Un día leí en algún libro que no recuerdo el titulo; Uno se hace viejo si pierde la capacidad de amar.
A los sesenta años nos podemos enamorar con la misma intensidad que cuando teníamos veinte y hacer las mismas locuras por amor.
Hay personas de mi edad que sienten vergüenza de enamorase porque creen que ya son mayores para eso.
Cómo si solo los jóvenes tienen derecho a enamorarse y disfrutar del sexo.
Tengo sesenta años y estoy preparada para enamorarme de nuevo.
La capacidad de amar es tan importante como comer, dormir, trabajar. No hay que dejarla en segundo lugar porque vayamos cumpliendo años.
También es verdad que a partir de los sesenta las visitas al hospital suelen ser más a menudo, empiezan algunos dolores. Un día te duele la rodilla derecha y al día siguiente te duele el dedo gordo de la mano, ¿y qué? Son secuelas de los años vividos. Vas al médico, vas a la acupuntura como hago yo, te buscas un entrenador personal y entre todos te olvidas de tus dolores y vives feliz. Todo tiene remedio.
A partir de los sesenta años entras en una fase feliz, te vuelves pasota, si te apetece bajar la basura en pijama, vas y lo haces, si te apetece comer cada día en el restaurante, pues comes. Ya no tenemos que dar explicaciones de nuestros actos a nadie.
Muchísimas personas están activas laboralmente a los sesenta años.
Tengo sesenta años y me queda por vivir infinidad de cosas, estoy llena de sueños e ilusiones. Me emociona una palabra bonita, un abrazo, un beso, un beso en la frente (eso va por ti, tú ya sabes quién eres).
Tengo sesenta años y no se te ocurra llamarme anciana porque entonces yo te llamaré: tonto/a, gilipollas. Llámame joven con algunos años.
Vivan las personas de sesenta años!!!
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