Ellos no han sido testigos de todas las veces que me he levantado incluso cuando la vida me pesaba toneladas.
Ellos no saben cómo el llanto me oprime el pecho hasta dejarme sin aliento, tampoco han presenciado cómo me consuelo yo misma.
Nadie me ha visto como intentaba arreglarme frente al espejo mientras mis lágrimas arruinaban una y otra vez mi maquillaje, y aún así, me arreglo y salgo a comerme el mundo.
Entonces, no me importa lo que los demás piensen de mí, yo sigo brillando y buscando en mí misma la felicidad que tanto merezco y que tarde o temprano, conseguiré.
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