Hoy ha sido un día muy feliz para mí. Yo necesito muy poco para ser feliz. Ayer y hoy han sido dos días que agradezco a la vida que me los haya dado.
Ayer fui a desayunar con mi amigo cura, ese rato que estoy con él se me pasa volando y es que me gusta tanto hablar con él. Los desayunos con mi amigo me transmiten paz, alegría y felicidad. Le agradezco mucho que me dedique un poco de su tiempo porque sé que el tiempo para él es muy valioso tiene tantas cosas que hacer; a parte de sus misas diarias tiene que visitar a personas en sus casas porque no pueden desplazarse hasta la Parroquia. ¡Es tan bueno mi amigo! Podría estar horas y horas hablando de él y con él.
Doy gracias a Dios por haber puesto a esta persona en mi vida. Hablar con él me reconforta y da luz a mis problemas, me anima, y siempre tiene la palabra adecuada a todas las dudas que yo pueda tener.
Cada mañana recibo sus "buenos días" y yo le contesto.
Hoy nos hemos dado los buenos días y yo le he dado las gracias por el rato que le robé ayer de su tiempo tomando un café. Él me ha contestado y ha hecho que mi día hoy sea muy feliz. Él me ha dicho lo más bonito que me han dicho nunca en mi vida y han sido unas palabras preciosas para mí.
Sus letras han sido estas: Gracias a ti por tu sonrisa que lo ilumina todo. ¿Te pueden decir algo más bonito? No.
Gracias Padre por ser mi amigo. Gracias a Dios por haberte puesto en mi camino cuando más necesitaba una mano amiga y me dijese porque la vida estaba siendo tan dura conmigo.
Ya escribí una vez hablando del Padre, si alguno lo queréis volver a leer solo tenéis que pinchar en este enlace.
Yo tengo un amigo cura
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