Quiero un cómplice en mi vida.
Quiero una persona que aparezca de repente y no le de miedo de las heridas que la vida me ha dado.
Quiero un cómplice que cuando me vea destruida se arremangue para sacarme de ese mal día con su presencia.
Quiero a alguien con el que pueda sentarme y contarle parte de mi vida sin necesidad de desnudarme el cuerpo.
Quiero un cómplice que no se avergüence de verme con la cara lavada, sin lujos, con dolor en el alma y lágrimas en los ojos.
Quiero una persona con la que pueda salir cualquier día junto a él.
Que me busque con la preocupación que solo sienten los que tienen miedo de perderme porque yo formo parte de sus planes y felicidad.
Un cómplice que cuando no tengamos ganas de hacer el amor, me acaricie, me abrace y tenga una palabra bonita.
Que sepa cuándo necesito momentos de soledad, cuando mis recuerdos y las fechas que no tienen piedad lleguen a mi vida.
Quiero un cómplice con el cual no tenga secretos mis sentimientos. Que cuando llegue la noche me bese la frente y me saque los miedos que a veces me embargan.
Alguien capaz de entenderme como soy porque no ha sido fácil mi vida, ni cada mañana cuando al despertarme me pregunto una y otra vez; hasta dónde puede llegar el dolor y las ausencias.
Quiero un cómplice para reír y también para llorar. Saber que puedo apoyarme en él cuando mis piernas tiemblen y necesito un abrazo más que cien palabras.
Alguien que cuando me despida de él cierre los ojos y me sienta completamente segura de que al abrirlos estará a mi lado, sabiendo que conmigo nada será fácil, pero me acepta, me quiere y me elige día tras día.
Pídele a la vida un cómplice y mientras llega, sé feliz, disfruta de tí, confía en tí y lucha por tí.
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