Hoy voy hacer una entrada que me ha pedido una amiga, una amiga a la que amo y que no está pasando los mejores días por culpa de un hombre que no merece ni una lágrima más de mi amiga.
El desamor.
Ayer te ví y sonreí.
No sé si el destino quiso que te volviera a ver, y sonreí porque te vi bien, y tú ni me viste, no te diste cuenta que pasé frente a ti y miré esos ojos tristes que hablan más que tu boca y expresan muchas más emociones de las que tú eres incapaz de demostrar. Y en mi corazón se prendió una llama pensando que alguna vez me quisiste y no fue una mentira más.
Sonreí con nostalgia al volver a verte. Sonreí porque te vi bien sin mí, que cada día eres más feliz y que ya para tí solo soy una sombra del pasado. Que soy algo invisible en tu vida.
Me di cuenta que ya mis rojos labios no hacen un incendio en tu pantalón.
No voy a negar que la nostalgia que siento al no tenerte a mi lado a veces me hace derramar unas lágrimas. Pero sé que es lo mejor para mí, y estoy orgullosa de que a mi lado hayas conocido el amor y el significado de un "te quiero" y, que hayas aprendido a decir "te quiero" que tanto te ha costado pronunciar.
Quiero pensar que solo he sido en tu vida una nube y que cuando he desaparecido de tu lado ha llegado el sol a tu vida.
Soy como un rayo, mucho ruido y después no pasa nada, pero dan miedo y mucho más tener tú que aguantar una vida junto a un rayo. Tú no me querías en tu vida, porque aunque cerré la puerta de mi corazón dejé las ventanas abiertas por si querías volver, pero no, tú respetaste mi decisión. Te falta decisión y luchar por lo que quieres. Eres muy sumiso y pasivo.
Te juro que me mordí los dedos de mi mano para no mandarte un mensaje diciendo: "Hola, ¿Cómo estás?".
Me tragué tantas cartas de amor que te escribí, tantos relatos eróticos que borré una vez escritos porque no quería volver a entrar en tu vida, cuando he comprendido que tú nunca me has querido en tu vida. Me tragué también muchos " te quiero".
Quería gritarte "mi amor estoy aquí" pero para qué gritar si estás sordo. Para qué pararme frente a tí si estás ciego, para qué rozarte una mano si eres insensible al roce del amor.
Para qué terminar esta carta si no entiendes de sentimientos, si durante cuatro años te he escrito tantas cartas de amor y tú las has tirado por la cisterna del olvido. Porque no sabes leer las cosas que salían de mi corazón.
Eres mi pasado y ahí te vas a quedar y espero que el universo no me ponga otra vez en tu vida y me deje ser feliz. Espero que ya no me pienses, porque no has tenido el coraje ni los pantalones, para decirme: "Aquí estoy".
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