viernes, 21 de noviembre de 2025

Qué frio!!!


Hoy el día ha amanecido de esos que te hacen decir: “¡Ay, qué frío hace hoy!” aunque el sol esté asomando con todas sus ganas. Es ese tipo de sol que engaña: lo ves tan brillante, tan limpio, tan despejado, ni una nube, ni media, y piensas que al salir te va a abrazar, pero en cuanto pones un pie fuera, ¡zas!, el viento helado te recuerda que ya no estamos para ir en manga corta.

Esta mañana estábamos a unos 8 °C, pero el aire… el aire era de esos que te rozan la cara como si te estuvieran tocando con cubitos de hielo. Y aun así, el día ha empezado tan bonito que el frío parecía parte del encanto.

Lo primero, el regalazo: ha venido una amiga con churros recién hechos y un chocolate espeso que olía a gloria pura. Ese olor que te hace cerrar los ojos y decir: “Aquí empieza la felicidad.” Hemos desayunado con risas, como dos niñas, mojando el churro con cuidado para que no se rompa y hablando de la vida, de las tonterías y de esas cosas que solo se cuentan cuando hay confianza y buen amor.

Después de despedirnos, Coco ya estaba preparado, mirándome como diciendo: “¿Y el paseo, mamá?”
Y yo, pues nada, nos hemos abrigado como si fuésemos a cruzar el Polo Norte y hemos salido los dos a buscar ese sol que no calienta, pero acompaña.

Coco iba feliz, olisqueando todo, con ese andar suyo que es una mezcla entre señor elegante y bebé travieso. De vez en cuando me miraba, y yo sentía que me hablaba. Y sí, ya lo sé… Coco no habla, pero quien tiene perro sabe de sobra que a veces las miradas hablan más que cualquier lengua.

En un momento dado, se ha parado, me ha mirado con cara de “mamá… mamáaa… por favor, vuelve a mirarme”, y yo lo he hecho. Y con esa expresión suya, yo escuchaba clarísimo:
Mami, vámonos ya, que este viento me está enfriando hasta las ideas. Mira qué orejitas llevo… ¡que parecen dos antenas congeladas!

Y yo, que no puedo con él, me he reído y le he dicho:
“Un poco más, Coco, que el sol está precioso y nos hace bien mover las patitas.”

Seguíamos caminando despacito, buscando rincones donde el viento no se metiera tanto. El sol, cuando nos tocaba, parecía darnos un abrazo rápido, de esos que dices: “Ay, qué gustito… no te vayas.”

Aun con el fresquito, el paseo ha sido de esos que le hacen bien al alma. El aire frío en la cara, el silencio de la mañana, los rayos dorados del sol colándose entre los edificios y, sobre todo, Coco a mi lado, mirándome de vez en cuando con esa mezcla de amor, reproche por el frío, y confianza absoluta que solo él sabe poner.

Al llegar a casa, él ha ido directo a su manta, faltaría más, y yo he sentido esa sensación tan bonita de haber compartido algo simple pero grande. Hay días que no hacen falta grandes aventuras para sentirse viva. Basta una amiga con churros, un perro que “habla”, un paseo corto, y un sol frío que nos acompaña aunque no caliente.

Hoy está siendo un día de bonito. De esos que se viven con bufanda, pero también con corazón.


Si te gusta lo que escribo, puedes invitarme a un café haciendo clip aquí https://buymeacoffee.com/elrincondeamalia

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Qué frio!!!

Hoy el día ha amanecido de esos que te hacen decir: “¡Ay, qué frío hace hoy!” aunque el sol esté asomando con todas sus ganas. Es ese tipo ...