Este año lo empecé sola… bueno, no del todo, porque Coco estaba a mi lado. Ni siquiera nos comimos las uvas: a las doce ya estábamos en la cama, los dos juntos, tranquilos y felices en nuestra soledad compartida. Porque aunque estábamos solos, estábamos muy felices.
Enero llegó lleno de celebraciones. Cumplí 65 años rodeada de amigas, risas y regalos con un aperitivo lleno de cariño. Al día siguiente, Coco cumplió 12 años, y también celebramos con amor y alegría, compartiendo momentos que se quedan en el corazón más que cualquier regalo.
La vida siguió su curso, tranquila y feliz. En marzo preparé todo para mi viaje a México, incluidos los planes para Coco, pero al final él no vino: se quedó en España porque no quería entrar en el traspotín. Abril fue inolvidable: poder abrazar a mi hijo después de un año separados, disfrutar de su compañía, de México, de cada instante juntos. Mayo trajo la despedida; él se quedaba allí, y yo volvía a España, con recuerdos que llenan la memoria y el corazón de felicidad.
El verano nos regaló días cálidos, comidas con amigos, barbacoas, risas y tranquilidad.
Octubre fue mágico: una escapada de diez días a un pueblo de la costa, frente al mar, con Coco a mi lado. En un hotel que es como nuestra casa, siempre vamos Coco y yo cada año a pasar unos días al mismo hotel. Diez días de descanso, buena comida, paseos por el paseo marítimo y reencuentros con vecinas queridas de cuando viví allí, disfrutando de momentos que se hacen inolvidables.
Y así, entre conciertos, fiestas, cumpleaños y más barbacoas, el año fue pasando, lleno de momentos sencillos pero intensamente felices.
Bueno, no me comí las uvas, pero eso no ha impedido que el año 2025 esté siendo un año maravilloso.
Al despedir este año, doy gracias por todo: por la salud, por mi hogar, por la comida en la mesa, por los paseos diarios con Coco, por la alegría de mi hijo, y por cada sonrisa compartida. Gracias a Dios por permitirme disfrutar de la vida de manera sencilla, plena y feliz. Porque al final, lo más valioso es disfrutar de cada día, rodeada de quienes amo y con la certeza de que la felicidad está en los pequeños momentos que hacen grande la vida.
¡Gracias, 2025, por tantos recuerdos felices! Y aún nos queda lo mejor para cerrar el año con alegría y gratitud.

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