domingo, 28 de diciembre de 2025

La mujer más afortunada del mundo


Hoy me siento, sin exagerar, la mujer más afortunada del mundo.
Porque cuando una se da cuenta de que está rodeada de ángeles con nombre propio, la vida se vuelve más amable, más ligera y profundamente agradecida.

Hoy uno de esos ángeles ha venido a verme.
Enri, mi amiga, mi vecina de cuando vivíamos en la casa de la playa. Médica, sí, pero sobre todo buena persona, de esas que siempre están, que cuidan sin hacer ruido y que aparecen justo cuando más falta hacen. Ha venido acompañada de su hermana, Sion, y me han dado una sorpresa preciosa: una caja de cava blanco y rosado, ecológico, hecho por su sobrino, con un tapón original, de esos que se abren como las cervezas, no el corcho de siempre. Todo cuidado, especial, pensado con cariño.

Pero lo importante no era el cava.
Lo importante eran ellas.

Con Enri he compartido mucho más que charlas. Cuando vivíamos en la casa de la playa, ella y yo éramos un poco… trastillas 😄. Lo reconozco ahora y me entra la risa. Nos íbamos a “sustraer” limones que sobresalían hacia la calle, limones que no eran de nadie, que casi pedían ser cogidos. Llevábamos una escalera, Enri se subía, yo sujetaba la escalera… y allí estábamos las dos, felices, cómplices, riéndonos como niñas. Lo pasábamos de maravilla.

Hoy, al recordarlo, no he podido evitar reírme.
Y la vida, que tiene mucho sentido del humor, ha querido que hoy Enri me trajera limones… pero esta vez limones de su propio limonero, de su casa, ecológicos, hermosos, sin travesuras ni escaleras. Limones llenos de historia, de cariño y de recuerdos compartidos.

A Enri nunca podré agradecerle todo lo que ha hecho por mí. Cuando yo vivía en la casa de la playa, siempre estaba pendiente de mí y de mi familia. Siempre disponible, siempre cercana, siempre con esa forma suya de cuidar que no se olvida.

Enri es un ángel en mi vida.
Una amistad que apareció sin esperarlo, pero que yo no quiero perder nunca. De esas personas que deseas que sigan a tu lado hasta el último día de tu vida, porque hacen el camino más bonito, más humano y más verdadero.

Hoy doy gracias.
Gracias por Enri.
Gracias por Sion.
Gracias por los recuerdos, las risas, los limones robados y los regalados.
Gracias por los ángeles que la vida pone en mi camino.

Y hoy, con el corazón lleno, lo digo sin dudar:
soy una mujer profundamente afortunada. 🍋



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