A veces la vida te guiña un ojo: un pellizquito de suerte, unas cuantas risas, y la sensación de que todo encaja. Hoy me siento rica, sí… pero de lo que no se compra.
¡Hoy, amiga mía, el día mío empezó con una sonrisa que no me cabía en la cara! 😄 Abrí el correo y… ¡zas! 50 eurazos de la primitiva brincando de alegría en mi cuenta. Coco, mi caniche travieso, me miraba con esos ojitos de “¿eso es mío también, verdad?”, y claro, yo le acariciaba la cabecita y le decía: “Tranquilo, hoy toca compartir un poquito… pero casi todo es mío, ¡eh!”.
Después me asomé al blog y vi 465 visitas de ayer, ¡465! Cada una como un abrazo virtual que me decía: “Amalia, tus ocurrencias nos hacen sonreír”. Y yo me reí todavía más: “Pues nada, hoy soy rica, famosa y querida… y con un perro que se cree el dueño del mundo. Qué más puedo pedir…”
Pero la felicidad no acababa ahí… ¡hoy comimos paella en casa de unos amigos excepcionales! Nos reímos hasta que nos dolió la barriga, disfrutamos cada bocado, abrimos vino y luego cava, para que el día fuera completo y chispeante. Entre lametones de Coco, brindis y mil historias compartidas, el día se llenó de alegría, consuelo y momentos que se quedarán en el corazón para siempre.
¡Ay, amiga, qué día tan mío! Entre suerte, risas, buena compañía y mi travieso Coco, hoy se nota que la vida me sonríe… y yo le sonrío de vuelta.
Firmado, claro, El Rincón de Amalia.
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