jueves, 13 de enero de 2022

Adiós amigo



Hoy es un día muy triste para mí. 
Y quiero con esta entrada hacer un homenaje al hombre que me ha dado paz y alegría. Que ha aguantado mis malos días enfadada con el mundo y la vida y jamás me ha reprochado mi comportamiento.
Quiero que todos mis amigos y conocidos sepan que he sido la mujer más afortunada de contar con tu amistad, tú eras mi guía, mi amigo del alma, mi confesor. Eras algo muy grande en mi vida.
De nuevo la vida me quita a alguien que quería con todo mi corazón.
La vida se está encargando de quitarme a todas las personas buenas y que yo amo.
Hoy me siento de nuevo huérfana, ya no tengo padres, ni hermana, ni madrina, ni marido y hoy me he quedado sin mi amigo.

Han sido años hablando a diario, deseándonos buenos días, años de charlas, años de amistad. Y hoy me has dicho adiós.
Eres muy joven para irte, aquí te necesitamos mucho.
Yo te necesito Padre.
A quién voy a acudir ahora cuando tenga un problema, quién me va animar y  me va a decir las palabras adecuadas.
Te voy a extrañar tanto. Voy a echar de menos tus buenos días.
Eres tan bueno que Dios a querido llevarte demasiado pronto a su lado, Dios quiere tenerte junto a él. 
Pero yo me quedo vacía sin tus palabras.

Siempre recordaré los desayunos que hemos compartido, cierro los ojos y te veo frente a mi sonriendo y tomando tu té y un cruasán, esas largas charlas mientras desayunábamos. Nunca nos hemos quedado callados, tú con tu sabiduría me hablabas de todo.
¿Con quién voy a ir a desayunar ahora?
¿Quién me va a dar la bendición?
¿Quién me va a preguntar cómo estoy?
¿Quién me va a decir que la vida es muy bonita y hay que vivirla a diario?
No te imaginas lo que he sentido cuando esta mañana me han comunicado que te habías ido.
Habíamos estado hablando hace unos días, yo eché a faltar tus buenos días y te escribí para preguntarte ¿qué pasaba?
Tú me dijiste que estabas ingresado por agotamiento, yo te creí, y estaba deseando que volvieses a enviarme los buenos días. Te volví a escribir hace dos días y no me contestaste. Eso no me gustó, tú siempre contestas. No podía imaginar que estabas preparando tu partida junto a Dios y no tenías tiempo.
Hoy mi día ha estado lleno de lágrimas, te has llevado un trocito de mi corazón.
Y aunque la vida sigue y seguiré viviendo por las personas que me rodean y me quieren, ya no te tendré a tí y te voy a recordar siempre, porque un amigo como tú es muy difícil de encontrar y de olvidar.
 

Me quedo con una frase que me dijiste un día y que es lo más bonito que me han dicho en la vida.
Un día yo te dije: Gracias por dedicarme tu tiempo. Y tú me contestaste: Gracias a tí porque tú sonrisa lo ilumina todo.
Eso es lo más bonito que me han dicho en mi vida.
Gracias.
Otro ángel ha subido al cielo.









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