Hay días en los que el alma pesa. En los que parece que la tristeza se asoma, pero si miras con calma, te das cuenta de que no es tristeza. Es cansancio.
Cansancio por haber sostenido tanto durante tanto tiempo. Por haber sido fuerte incluso cuando sentías que te rompías por dentro. Por haber caminado con la frente en alto, mientras por dentro el corazón pedía una tregua.
No, no estoy triste. Lo que pasa es que estoy cansada. Cansada de luchar, de aguantar, de poner sonrisas cuando por dentro dolía. Cansada de las ausencias, de las pérdidas, de las despedidas que nunca quise decir. Cansada de seguir adelante cuando parecía que no quedaban fuerzas.
Pero a pesar de ese cansancio, sigo aquí. Porque hay algo dentro de mí que no se rinde. Porque sé que merezco paz, descanso, y alegría verdadera. Porque aún me quedan momentos hermosos por vivir, personas que me aman y a quienes amo, y sueños que todavía laten dentro de mí.
Hoy no me juzgo. Hoy me abrazo. Hoy me permito descansar. Porque no estoy rota. Estoy viva. Y eso, después de todo lo vivido, ya es un acto de valentía.
— El Rincón de Amalia
No hay comentarios:
Publicar un comentario