En esta etapa de mi vida, he aprendido algo importante: no toda mesa merece mi presencia. Ya no me atraen los manteles elegantes ni los menús sofisticados si el ambiente está lleno de malas caras o de palabras que pesan más que nutren.
Si en esa mesa se reparten críticas disfrazadas de consejos, si los brindis suenan a envidia, y los postres vienen cargados de chismes… entonces gracias, pero no.
A esta edad prefiero lo simple y lo sincero. Me siento donde hay cariño, respeto, risas auténticas y miradas limpias. Y si no hay ninguna mesa así, no pasa nada… Me preparo mi cafecito, saco mi trozo de pan, abro mi corazón y me siento bajo la luna. Con Coco a mi lado y mi paz servida en copa grande.
Porque a esta edad…
no me callo, no me enredo, y no me siento donde no me sienta bien.
✨ Bienvenidas siempre al Rincón de Amalia, donde el menú incluye amor, alegría y mucha vida compartida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario