Hoy hemos hecho una barbacoa de esas que se disfrutan con calma y buen humor. No éramos muchos, pero la verdad es que no sobraba nadie para pasarlo bien: nos hemos reído, hemos escuchado música y hemos brindamos más de una vez.
El sol nos hizo compañía todo el día, calentando lo justo para que la mesa se llenara de risas y alegría. Coco correteó feliz, como si también celebrara con nosotras el día tan maravilloso que hemos vivido.
Brindamos con vino blanco y vino negro, comimos una buena tostada de escalivada con anchoas y atún, y luego el festín de cordero, pollo y panceta, que no faltó en la parrilla.
Para seguir con el postre tarta de queso y una copita de cava.
Y para terminar qué mejor que un mojito.
Fue un día sencillo, pero maravilloso. Un día de esos que se quedan en la memoria porque tienen lo más importante: el sol, la risa y la buena compañía.
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