Hoy me he despertado con una sonrisa, de esas que te salen solas porque sabes que te espera un día bonito. Lo primero será pasear a mi Coco, que no falla nunca. Él, feliz como siempre, con sus carreritas y sus saltitos, y yo disfrutando de ese ratito al aire libre, que me da calma y me conecta con lo sencillo de la vida.
Después me espera un plan de esos que me encantan: me han invitado a casa de una amiga para comer sushi. Allí estaremos varias, compartiendo la mesa, las risas, las confidencias y, por supuesto, mucho cariño. Porque al final, lo que hace especial una comida no es el menú (aunque yo confieso que el sushi me pierde), sino la compañía que te abraza y te recuerda que no estás sola.
Sé que será uno de esos días que se guardan como tesoros. Entre conversaciones que fluyen, sonrisas que se contagian y ese ambiente de confianza que solo se tiene con las amigas de verdad. Momentos que saben a hogar, a complicidad, a amor.
Un día maravilloso, un día perfecto, con lo que más valoro: mi Coco, mis amigas, el cariño compartido… y un buen plato de sushi para rematar. Porque la vida, cuando se vive así, con gratitud y con corazón, es sencillamente deliciso.
Y para poner el fin a este maravilloso día nada como un "mojito".
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