martes, 11 de noviembre de 2025

Día de café, charla y momentos que brillan

Hoy ha sido un día que se queda grabado en el alma. He ido a tomar un café con una amiga que conocí en las clases de pintura, y ¡qué maravilla de persona! Tiene 80 años, pero su vitalidad es tan intensa, tan luminosa, que uno diría que tiene 20. Pinta unos cuadros llenos de vida, de color y de alegría, y esa misma alegría la lleva dentro, irradiando felicidad por donde pasa.

Hemos estado en la terraza, porque como siempre voy acompañada de mi querido Coco, es nuestro lugar perfecto. El desayuno ha sido un regalo: café caliente, risas que parecen música, y conversaciones que se abren al corazón. He pensado: ojalá yo, cuando llegue a los 80, tenga la energía y la alegría que tiene mi amiga. Su entusiasmo, su pasión por la vida, su manera de mirar todo con ojos brillantes… es un ejemplo hermoso.

La tarde ha seguido con la misma magia. Hemos comido tranquilamente, nos hemos permitido una pequeña siesta reparadora, y luego Coco y yo salimos a dar un largo paseo. Hemos caminado despacio, pensando en la vida, en lo que tenemos, en la belleza de lo cotidiano, y dando gracias a Dios por la gente buena que nos rodea, por los momentos sencillos y llenos de luz.

Mi amiga ha venido a verme también por un motivo especial: quería que le firmara el libro de mi vida que compró, y ha sido un instante dulce y emocionante. Tomar café juntas, charlar, compartir risas y recuerdos, y finalmente entregarle el libro firmado, ha sido un momento que atesoraré siempre.

Gracias, Dios, por días así, por la gente que llena nuestro corazón de alegría, por los paseos tranquilos, por el sol que calienta la terraza y por mi Coco, que corre feliz a nuestro lado. Gracias por un día tan bonito, tan lleno de luz, de amistad y de vida.


"Si tú también quieres leer mi libro, puedes comprarlo aquí."

Siempre hay un motivo para sonreír

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