domingo, 2 de noviembre de 2025

Un día lleno de gratitud


Hoy ha sido un día maravilloso.
De esos que te dejan el alma contenta y una sonrisa que no se borra en todo el día.

Me he levantado muy temprano, todavía era de noche y el cielo estaba oscuro. Hacía tiempo que no madrugaba tanto. Me he arreglado con calma, he desayunado y he llevado a Coco a casa de sus “tíets”, porque yo tenía una cita muy especial: el presidente de la Cruz Roja venía a recogerme.

Hoy se celebraba un acto de agradecimiento a los voluntarios de la Cruz Roja, y para mí era un día importante, porque hace muchos años fui voluntaria allí. Con apenas quince años ya me presenté un día en la sede, cuando aún no había mujeres en el equipo. Todos eran hombres. Y yo, con mi carácter decidido, dije: “Yo quiero ser voluntaria.”
Y así fue como me convertí en la primera mujer voluntaria de la Cruz Roja en mi pueblo.

Con el tiempo me nombraron jefa de la unidad femenina, y viví años preciosos, llenos de experiencias, aprendizaje y cariño. Por eso, volver hoy a la Cruz Roja ha sido como abrir un álbum de recuerdos felices.

El presidente, que fue compañero mío de aquellos tiempos y tiene mi misma edad, los dos con 65 años, ha venido a buscarme y juntos hemos ido al acto. Hemos preparado el aperitivo antes de que llegaran los demás voluntarios, y poco a poco han ido apareciendo todos: la alcaldesa, las concejalas, y hasta la presidenta de la Cruz Roja de Barcelona.

El encuentro ha sido muy bonito.
Después hemos disfrutado de un concierto precioso ofrecido por un matrimonio encantador: él tocaba el violonchelo y ella, la viola. Han interpretado canciones llenas de emoción y energía positiva. En un momento dado, ella se ha puesto a cantar y todos nos hemos unido, dando palmas y sonriendo.

Confieso que he pasado todo el concierto con la piel de gallina. Cada nota me llegaba al corazón. Era música que abrazaba.

Y para colmo, el día nos ha regalado un sol espléndido. Para ser 2 de noviembre, hacía un calorcito agradable y una luz radiante. Todo parecía acompañar la alegría del momento.

Al finalizar el acto, el presidente me ha traído de vuelta a casa. He ido a recoger a Coco, que lo había pasado de maravilla con sus “tíets”, como siempre. Luego hemos dado un paseo juntos, tranquilos, disfrutando del atardecer.

Ha sido, de verdad, un día de esos que merecen un gracias enorme.


Hoy la música nos abrazó el corazón.
Aquí podéis ver el vídeo.

2 comentarios:

  1. Querida Amalia:

    Al leer tus palabras sobre ese día tan especial, he sentido una profunda emoción recorrer mi corazón. Como presidente de la Cruz Roja y, sobre todo, como tu amigo de tantos años, quiero expresarte mi más sincero agradecimiento por compartir tan bellamente esos momentos que para mí también fueron inolvidables.

    Recuerdo perfectamente aquel día cuando, con apenas quince años y ese carácter decidido que siempre te ha caracterizado, apareciste en nuestra sede diciendo: "Yo quiero ser voluntaria". Hoy, después de tantos años, puedo decir con orgullo que fuiste tú quien abrió las puertas para que muchas más mujeres pudieran servir a nuestra comunidad con el mismo amor y entrega que tú mostraste desde el primer día.

    Ese 2 de noviembre no fue solo un acto de reconocimiento a los voluntarios; fue un homenaje a tu legado, a tu valentía y a esa luz que siempre has llevado en el alma. Ver brillar tus ojos durante el concierto, sentir esa energía positiva que compartimos todos los presentes, y caminar juntos bajo ese sol espléndido... fueron regalos que atesoro profundamente.

    Has sido y sigues siendo un ejemplo de lo que significa servir con el corazón. Tu historia no solo inspira a los nuevos voluntarios, sino que me recuerda a mí mismo por qué amo tanto esta institución y la labor que realizamos.

    Gracias, Amalia, por ser quien eres. Gracias por tu amistad de tantos años, por tu risa contagiosa, y por permitirme ser parte de tu vida. Días como ese nos recuerdan que, en medio de tantos desafíos, la bondad humana sigue siendo nuestra mayor riqueza.

    Con cariño y admiración,

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. He leído tus palabras y me han emocionado mucho. Me han hecho llorar, pero de esas lágrimas bonitas, que salen del corazón.
      Gracias por acordarte de mí en un día tan especial.
      Tus palabras me han llegado muy dentro y me han hecho sentir muy querida.
      Gracias por tu amistad de tantos años.
      Le doy gracias a la vida por tenerte en mi camino y poder llamarte amigo.
      La vida es más bonita cuando se comparte con personas buenas como tú.
      Con mucho cariño,
      Amalia

      Eliminar

Cuidarse también es una forma de reírse del tiempo

Ayer, tomando café con mis amigas, esas reuniones donde una arregla el mundo entre risas, pastas y alguna que otra tontería, salió el tema...