Mira, yo adoro mi bendita imperfección, mi vida medio remendada y llena de remolinos, mis cambios de humor que a veces vienen como tormenta de verano, y esta forma mía de darlo todo cuando algo o alguien me llega al alma.
Adoro ser mujer, con mis locuras sanas, mis sueños de poeta, mis cursilerías que me hacen reír de mí misma, y mi corazoncito enamoradizo que siempre está dispuesto a sentir.
Sé que no soy fácil, que a veces tengo un genio que ni yo me aguanto, que soy de ideas firmes como una encina y cuesta que me hagan cambiar de rumbo. Pero también sé lo que valgo, y tengo bien claras mis prioridades: primero quererme yo, porque sin amor propio nadie puede caminar con la cabeza alta. Y gracias a eso estoy en el sitio que me corresponde, y no en cualquier rincón donde me traten a medias.
Soy de esas que lloran cuando hay que llorar, que ríen a carcajadas sin importar quién mire, que abrazan fuerte, que cantan en la cocina mientras se hace el café, y que no se callan lo que sienten. Y aunque a veces me llamen cabezona, prefiero eso a ser de las que se dejan llevar sin voz ni voto.
Así que, quien me quiera así, con mis rarezas, mis carcajadas y mi manera de andar por la vida a mi aire… ¡bienvenidos sean! Aquí caben todos los que sepan querer de verdad, con respeto, con ternura y con ganas de compartir la aventura.

No hay comentarios:
Publicar un comentario