Anoche mientras dormía una estrella se acercó a visitarme y me habló de tí.
Me contó cosas muy bonitas, me dijo que siempre te ve sonreír cuando a escondidas me miras dormir.
Que te invade la tristeza cuando me ves llorar y también te ríes cuando me ves reír.
Que amas a mi hijo tanto como yo porque se parece a las dos y rezas por él.
Aunque no estés aquí tu presencia la noto en el viento guiando mis pasos con amor y aliento.
Yo quisiera ser esa estrella que está tan cerca de tí, mirarte, abrazarte, cogerte de las manos y pasear juntas por un verde valle.
Besarte mil veces y decirte al oído: Te quiero, te amo, te necesito cada día más.
Contarte mis progresos, y en los días grises y fríos que tú me abraces y sentir tu calor.
Cuando puedas vuelve un ratito, prometo no llorar y no intentaré retenerte.
En mi corazón dejaste un huequito y es por ahí donde se cuelan los suspiros y recuerdos, por eso vuelve y tápalo con una palabra.
Cuando quieras, cuando puedas vuelve y date una vueltecita por mis sueños y después vuelve a tu lugar, allí donde te fuiste de viaje para no regresar, allí donde te fuiste sin nada de equipaje, sin nada en los bolsillos, allí donde yo no puedo verte.
Tu risa era el sol que iluminaba mis días.
Hoy hace años que te vi partir.
Tú me viste nacer y yo te vi partir.
Te amo mamá.
