jueves, 23 de julio de 2020

Si tú me llamas anciana por tener 60 años, yo te llamo tonto/a.



Tengo sesenta años, según parámetros ya soy una anciana.

Pero no, siempre he pensado que la edad es un estado mental. Todo depende de como tú vivas la vida.

He conocido ancianos de treinta años, cansados de vivir, derrotados, no tienen sueños ni esperanza.

Yo soy una joven de sesenta años, y hago multitud de cosas. Tengo sueños, esperanza, leo, escribo, pinto y muchísimas actividades más.

Acepto que me digan que soy mayor, pero anciana ni pensarlo.

Si tú crees que por tener sesenta años soy una anciana, yo creo que tú eres un tonto/a.

Anciana no depende de la edad, anciana es ese persona que se sienta y no tiene otro deseo que la muerte venga a buscarla.

Sesenta años te da mucha sabiduría, no seguir normas, pasar de los comentarios, pintarse el pelo de rojo, como yo he hecho, comer lo que quieras sin preocuparte del tipo, tener michelines y bien bonitos que son.

Aunque los años pasen no se pierde la ilusión de conocer personas nuevas, incluso conocer el amor.
Enamorarte a los sesenta es posible. 
¿Quién dijo que el amor es solo para los jóvenes?
El amor a los sesenta años es más sincero, menos prejuicioso, más apasionado. Hay más tiempo para todo, para viajar, para hacer el amor. Incluso la pasión erótica puede llegar a ser mayor que cuando eres más joven.
La capacidad de amar a los sesenta años no se pierde. Un día leí en algún libro que no recuerdo el titulo; Uno se hace viejo si pierde la capacidad de amar.
A los sesenta años nos podemos enamorar con la misma intensidad que cuando teníamos veinte y hacer las mismas locuras por amor.
Hay personas de mi edad que sienten vergüenza de enamorase porque creen que ya son mayores para eso.
Cómo si solo los jóvenes tienen derecho a enamorarse y disfrutar del sexo.
Tengo sesenta años y estoy preparada para enamorarme de nuevo. 
La capacidad de amar es tan importante como comer, dormir, trabajar. No hay que dejarla en segundo lugar porque vayamos cumpliendo años.

También es verdad que a partir de los sesenta las visitas al hospital suelen ser más a menudo, empiezan algunos dolores. Un día te duele la rodilla derecha y al día siguiente te duele el dedo gordo de la mano, ¿y qué? Son secuelas de los años vividos. Vas al médico, vas a la acupuntura como hago yo, te buscas un entrenador personal y entre todos te olvidas de tus dolores y vives feliz. Todo tiene remedio.

A partir de los sesenta años entras en una fase feliz, te vuelves pasota, si te apetece bajar la basura en pijama, vas y lo haces, si te apetece comer cada día en el restaurante, pues comes. Ya no tenemos que dar explicaciones de nuestros actos a nadie.

Muchísimas personas están activas laboralmente a los sesenta años.

Tengo sesenta años y me queda por vivir infinidad de cosas, estoy llena de sueños e ilusiones. Me emociona una palabra bonita, un abrazo, un beso, un beso en la frente (eso va por ti, tú ya sabes quién eres).  

Tengo sesenta años y no se te ocurra llamarme anciana porque entonces yo te llamaré: tonto/a, gilipollas. Llámame joven con algunos años.

Vivan las personas de sesenta años!!!

 Pinchar aquí 60 años





martes, 14 de julio de 2020

¿Quién dijo que yo fuese perfecta?



Soy la mujer más imperfecta que conozco y así seguiré siendo. Amo la imperfección.  No vivo obsesiona por mi aspecto físico, pero sí por la esencia de mi alma. 
No soporto a la gente falsa, no soporto a la gente que toca mi corazón con promesas falsas solo para conseguir su beneficio.
Soy impulsiva, contestona y odio las injusticias. 

No nací para ser adiestrada. Solo he seguido las normas en mi vida laboral, es en el único sitio que he hecho lo que me han mandado y no siempre.
No he nacido para que me digan lo que debo hacer.
Un día me salté las normas y me gustó, gané la confianza en mí. Tomar mis propias decisiones y saber lo que quiero hacer con mi vida es mi mayor placer.

Tengo muchos defectos, muchísimos, y el más grande que tengo es que me importa un "pepino" qué hace cada persona con su vida, pero si me importa la mía. Y mi vida no tiene que importarle a nadie.  Solo debe importarle a las personas que amo y me aman y jamás haré nada para que mis seres queridos se avergüencen de mí.

Con quién desayuno, con quién como, con quién ceno y con quién me acuesto es solo cosa mía.

Se amar y dar lo mejor de mí, pero si no saben valorarlo cojo mi barco y sigo remando lejos de ahí.

En mi mundo de imperfección y defectos solo se dar amor, cariño y cosas buenas porque eso es lo que quiero y me apetece hacerlo. 

Amo la mujer que soy.

Y no tengo miedo de avanzar y retroceder si es necesario, y si tropiezo alguna vez, aprendo.

Vivir en la imperfección está la autentica perfección de convertir lo imperfecto en perfecto

Total... Vinimos a este mundo para aprender, para conseguir nuestra felicidad, para amar mucho y dejar libertad a las personas que amamos. 





Admírate, mujer… y un poquito más

Mírate al espejo y deja de buscar defectos. Mira lo que sí tienes: fuerza, historias y un montón de cosas que te hacen única. Admírate por ...