domingo, 3 de agosto de 2025

Solo hay que seguir ascendiendo


Dicen que las montañas más altas ofrecen las vistas más hermosas. Que cuanto más cuesta subir, más recompensado se siente uno cuando llega a la cima. Y sí, la vida muchas veces se parece a eso: a un sendero empinado, con piedras, con niebla, con momentos en los que parece que no se avanza… pero siempre vale la pena seguir ascendiendo.

Hay montañas majestuosas repartidas por el mundo: el Everest, el Aconcagua, el Mont Blanc… pero también hay montañas más pequeñas, menos famosas, que regalan vistas que te dejan sin aliento. Y lo mismo pasa con nuestros propios desafíos: no hace falta escalar el Himalaya para sentir que hemos logrado algo grande. A veces basta con levantarse un día más, con seguir adelante cuando el cuerpo pide descanso, con mirar atrás y decir: “he subido más de lo que pensaba”.

Cada paso hacia arriba nos aleja del ruido, de lo plano, de la monotonía. Cuanto más subes, más silencio hay, más claridad, más belleza. Y lo mejor es que cada uno tiene su propia montaña que conquistar. Algunos la suben rápido, otros despacio; algunos van con mochila ligera, otros cargan con piedras del pasado… pero todos tenemos derecho a mirar desde lo alto y sentirnos orgullosos.

Así que, cuando sientas que cuesta, que el camino es largo, recuerda esto: no se trata de correr, se trata de avanzar. Paso a paso. Día a día. Respiro a respiro. Porque la cumbre no es un lugar: es un momento de claridad, de paz, de alegría por haber llegado.

Solo hay que seguir ascendiendo.








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