lunes, 10 de noviembre de 2025

Entre la pena y la compasión, me quedo con el abrazo


Hoy, entre churro y churro, desayunando, hablaba con un gran amigo, uno de esos que te escucha de verdad y que valen oro, sobre la diferencia entre la pena y la compasión.
Y qué curioso… aunque muchos las confunden, no tienen nada que ver.

La pena a veces lleva un poco de distancia. Es mirar al otro desde arriba, desde un “ay, pobrecito”, que sin querer coloca al otro en un lugar más pequeño. Tiene ese punto de lástima que, a mí, sinceramente, no me gusta. No me suena bien.

En cambio, la compasión nace del corazón.
No juzga ni coloca a nadie por debajo. Se sienta al lado, coge la mano y dice: “Estoy aquí contigo, lo entiendo, te acompaño y no estás sola.”
Es empatía, ternura y respeto.
No tiene lastimita, tiene calor humano.

Es mirar el dolor ajeno sin apartar la vista, pero también sin dramatizarlo.
Porque todos, en algún momento, pasamos por días grises, y cuando eso llega, lo que cura no es la pena del otro… sino su cariño, su presencia, su abrazo.

Por eso prefiero la compasión.
Porque la pena mira con distancia, y la compasión abraza con el alma.

Yo me quedo con el abrazo. 💛



Mil gracias por tu cariño y por cada visita!

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