Estamos a punto de terminar el año.
Y cuando el calendario empieza a pedirnos que pasemos página, a mí me nace parar un momento, respirar hondo… y dar las gracias.
Gracias por estar aquí.
Gracias por leerme.
Gracias por asomarte a este rincón, aunque sea en silencio, aunque sea de vez en cuando, aunque solo te lleves una frase que te acompañe un poquito más.
Este blog no serían palabras sin quien las lee.
No sería refugio sin quienes entran.
No sería hogar sin las personas que, de una forma u otra, hacen que todo cobre sentido.
Este año ha tenido de todo, como la vida misma. Días luminosos y días más callados, momentos de certeza y otros de aprendizaje. Y en muchos de ellos he escrito desde aquí, tal y como soy, con el corazón por delante… muchas veces con Coco a mi lado, mirándome con esos ojitos suyos que lo dicen todo, recordándome que lo importante casi siempre es más sencillo de lo que creemos.
Él no entiende de años que empiezan o terminan, pero sí de compañía, de presencia y de cariño. Y quizá por eso me ha enseñado tanto este tiempo: a vivir más despacio, a disfrutar lo pequeño y a agradecer lo que está, sin darle tantas vueltas.
Por eso hoy quiero decirte gracias.
Gracias por formar parte de este espacio tan mío y, al mismo tiempo, tan compartido.
Gracias por quedarte.
Gracias por volver.
Gracias por sentir.
Deseo que el año que está a punto de comenzar te trate con suavidad.
Que te regale calma cuando la necesites, fuerza cuando haga falta y luz incluso en los días grises.
Que no tengas que aguantar los días, sino vivirlos.
Que te permitas ir a tu ritmo y escucharte un poco más.
Ojalá el nuevo año venga lleno de momentos pequeños que lo digan todo:
una risa inesperada, un abrazo sincero, una conversación bonita, una paz que se instale dentro.
Aquí seguiré, compartiendo palabras, reflexiones y pedacitos de vida.
Con Coco cerca, con el corazón abierto y con la certeza de que siempre hay algo por lo que agradecer.
Gracias por este año compartido.
Gracias por estar.
Gracias por leer.
Con todo mi cariño,
El Rincón de Amalia





