miércoles, 13 de agosto de 2025

Para ser feliz hay que eliminar dos cosas


🌸 La felicidad no siempre depende de lo que tenemos o conseguimos, sino de aquello que decidimos soltar. Muchas veces, cargamos con pesos que no nos corresponden, y esos pesos nos impiden ver la belleza del momento presente.

Si quieres vivir en paz, hay dos cadenas que debes romper:

✨ El pasado.  Es como una película que ya terminó. Puedes volver a verla, pero no podrás cambiar su final. A veces nos quedamos atrapados reviviendo errores, decepciones o pérdidas… sin darnos cuenta de que eso solo nos roba la alegría de hoy. El pasado debe ser un maestro, no una prisión. Aprende de él, agradece lo bueno y despídete con amor de lo que dolió.

✨ El temor al futuro. Preocuparse por lo que todavía no ha ocurrido es como cargar una mochila llena de piedras para un camino que quizá nunca recorras. El miedo al mañana paraliza, impide que demos pasos y nos roba la calma. El futuro no es un enemigo, es un libro en blanco que se escribirá con las decisiones que tomes hoy. Confía en la vida, en tu fuerza y en que todo se acomoda a su tiempo.

Cuando dejas ir el pasado y sueltas el temor al futuro, te quedas con lo más valioso que tienes: el presente. Y ahí, en ese instante, es donde está la verdadera felicidad.

Vivir no es esperar que llegue el momento perfecto, es aprender a disfrutar del momento que tienes entre las manos ahora.

💬 “La felicidad no es un destino, es la forma en la que eliges caminar el camino.”






 















sábado, 9 de agosto de 2025

Agradecerlo Todo


Hoy quiero abrir mi corazón y dar gracias a la vida.
Gracias por todo lo que me ha pasado, por lo bueno y por lo malo.

La vida es una escuela maravillosa, donde cada día aprendemos algo nuevo.
De lo bueno se disfruta… y de lo malo, también se aprende.
Cada sonrisa, cada lágrima, cada tropiezo y cada logro me han traído hasta aquí,
me han hecho más fuerte, más sabia y, sobre todo, más agradecida.

Hoy abrazo mi historia completa,
porque sé que cada capítulo, incluso los difíciles,
han sido maestros disfrazados que me han enseñado a vivir con más amor,
más paciencia y más esperanza.

Gracias, vida… por enseñarme que todo, absolutamente todo, vale la pena.









viernes, 8 de agosto de 2025

Coco y la tortilla

Coco, el caniche blanco que no suelta pelo… pero sí se come tortillas

Cuando pienso en Coco, mi caniche blanco y precioso, no puedo evitar sonreír. Es un compañero leal, lleno de ternura y energía, y además tiene un súper poder que me encanta: no suelta pelo. Sí, es cierto, tener un perro es sinónimo para muchos de pelos por todas partes, pero con Coco eso es un mito roto. Su pelaje rizado y suave se queda en él, no en mi ropa, ni en el sofá, ni en la comida. ¡Una bendición!

Pero como toda historia bonita, tiene su capítulo divertido. Quiero compartir con vosotros la aventura que viví una tarde en casa, con una tortilla de patata de por medio y un caniche muy travieso.

Era un día normal, había preparado una tortilla para la cena, la dejé sobre la mesa, toda apetecible, lista para ser servida. Salí un momento a llamar a las personas que iban a venir a cenar, segura de que la tortilla estaría intacta cuando volviera.

Pero, ¡ay, inocente de mí! Cuando regresé, me encontré con la escena más cómica y un poco desesperante: Coco había decidido que la tortilla era para él. ¿Y qué hizo? Pues se subió a una silla, y de ahí, con toda su agilidad y determinación, saltó a la mesa y se puso a devorar la tortilla como si no hubiera un mañana. Media tortilla desaparecida, y un Coco con cara de “yo no he hecho nada” que casi me hace perdonarle en el acto.

Claro, tuve que tirar esa tortilla y hacer otra para la cena, pero no me importa porque Coco es mucho más que un perro que no suelta pelo: es un miembro de la familia que llena mi casa de amor, alegría y risas (aunque a veces me toque cocinar dos veces).

Esta anécdota me recuerda que la vida con mascotas es impredecible, divertida y llena de momentos únicos que merecen ser contados. Así que si estás pensando en tener un caniche, prepárate para mucho cariño, cero pelos por todas partes, y quizás alguna que otra tortilla desaparecida.

¡Yo no cambiaría a Coco por nada!



Aprendí… y ahora lo tengo claro


De la vida he aprendido que hay cosas que ya no pienso volver a hacer: no voy a insistir, no voy a suplicar, y desde luego… no voy a quedarme esperando a quien no sabe si venir o irse.

Porque cuando alguien te quiere de verdad, lo notas. Lo sientes. No hay que leer entre líneas ni tragarse excusas recicladas. El que te quiere, busca la forma, el momento, el modo… y si no puede, lo inventa. Así de sencillo. Así de claro.

Una persona honesta, con el corazón limpio y las ideas claras, no te hace dudar cada dos por tres.
No te dice “hoy sí” y “mañana ya veré”. No juega a las escondidas con tus emociones.

El que te quiere, se queda.
Y el que no… ¡a tomar por culo!
(Con cariño, pero que se vaya rápido, que aquí no estamos para desperdiciar ni un minuto más).

He aprendido que el amor propio no se negocia. Que no se trata de que te elijan, sino de elegirte tú cada día.
Y quererte tanto, pero tanto, que no te conformes con mitades, con silencios incómodos o con migajas mal dadas.

Porque merezco una vida llena de gente que sume, que abrace con la mirada, que no se asuste de mis días grises ni me apague cuando brillo.
Y esa, precisamente, es la gente que se queda cuando dejas de rogar por quien no tenía que estar.

Así que sí:
hay que aprender a quererse.
Y una vez que lo haces… todo cambia.





jueves, 7 de agosto de 2025

El milagro de cada amanecer



Sí, a ti te lo digo… A ti que a veces despiertas con el alma un poco arrugada, con la esperanza medio dormida y el corazón en modo silencio. Que te has acostumbrado tanto a la rutina, que ya ni te detienes a mirar cómo el sol pinta de oro la esquina de tu ventana.

Hoy, por favor, haz una pausa.

Escucha ese primer suspiro del día como si fuera un regalo. Agradece por un nuevo día. Mira el cielo, incluso si está nublado, porque hasta las nubes tienen su propia belleza. Huele tu café como si fuera la primera vez. Siente el agua de la ducha como una caricia que te despierta el alma y te recuerda que estás viva.

Cada día tiene su magia. No por lo que pasa… sino por cómo tú decides mirar.

Permítete emocionarte con lo simple. Con lo que parece cotidiano. Con eso que muchos dan por hecho. Sorpréndete del milagro de estar aquí, de poder moverte, hablar, sentir, reír, soñar. Disfruta de una conversación con tus amigas, disfruta de ese paseo con tu perrito, si tienes perro.

La vida no siempre será fácil, ya lo sabemos, pero cada día es una oportunidad nueva para volver a empezar. Y no necesitas grandes cosas: basta con un corazón que quiera ver distinto, que agradezca lo pequeño, que se ilusione como cuando eras niña.

Hoy, abre bien los ojos.

Quizá el mundo no cambie de golpe… pero si tú cambias la forma de mirarlo, te aseguro que tu día será especial.

Porque cada amanecer es un milagro disfrazado de rutina.
Y tú, tú estás viva para verlo y disfrutarlo.



martes, 5 de agosto de 2025

Brindo por mí y por mi caos perfecto.


Hoy me sirvo una copa y brindo por mí. Por lo escandalosa, cabezota y un pelín dramática que soy… pero también por mi corazón, que aunque a veces se le va la mano con las emociones, nunca pierde la ternura. Porque sí, puedo ser un terremoto, pero jamás una mala persona. Y si me quieren, que sea así: auténtica, desbordante y con el alma limpia. Porque yo también estoy aprendiendo a quererme con todo lo que soy.




domingo, 3 de agosto de 2025

Hola, humanos. Soy yo, Coco.


Sí, ya sé que me conocéis como ese caniche blanco adorable que parece de peluche, pero que en realidad soy un señor perruno con mucho criterio (y con experiencia en siestas estratégicas).

Hoy os vengo a hablar del domingo, ese día misterioso en el que mi humana Amalia,  de repente no tiene prisa. Es como si el mundo se pusiera en modo “pues ya si eso mañana”.

A ver, para mí, todos los días son bastante domingo, porque yo me lo tomo todo con calma. Pero noto que el domingo tiene algo especial…

💤 Domingo es... siestódromo oficial.

Por la mañana, me levanto, me estiro (y me hago el dormido otra vez). Espero a que Amalia me mire y diga eso de:
“Venga, Coco, ya nos vamos al paseo.”
Yo no contesto, porque ya me está poniendo el arnés y yo estoy intentando fusionarme con la cama. Lo intento, pero no cuela. Me levanto. Hago lo que tengo que hacer. Y volvemos.
Y entonces… ¡a dormir otra vez!
Es lo justo. He salido, me he dejado ver por el barrio, me han dicho “¡qué mono!” al menos dos veces. Yo ya he cumplido.

🍝 Domingo es... restos de ensalada (y a veces cae algo más)

Amalia come algo fresquito, siempre rico. A mí me cae un poquito si pongo la mirada de “no he comido nada desde el viernes” (aunque todos sabemos que he desayunado dos veces).
Ella me dice:
—“Coco, esto no es para ti.”
Pero luego me da un trocito.
Porque soy irresistible. Y porque es domingo. Y los domingos son para compartir (¿no es eso lo que dice la tele?).

🧠 Domingo es... pensar cosas filosóficas

Como:

¿Por qué la aspiradora sale los sábados pero descansa los domingos?

¿Por qué las moscas me molestan justo cuando estoy en plena siesta?

¿Si ladro una vez flojito, Amalia me dejará subir al sofá?

¿Y si ladro dos veces, me dará una chuche?

La vida es muy profunda, amigos. Y yo, Coco, la observo desde mi mantita, con la sabiduría del que ha vivido muchos domingos tumbado al sol de la ventana.

💖 Conclusión perruna

El domingo es para eso: hacer poquito, dormir mucho, comer algo rico, y estar cerca de los que te quieren.
Y si tienes suerte, como yo, te toca una humana maravillosa que te entiende sin palabras, te abriga cuando hace fresco, te pone el aire acondicionado cuando hace calor y te ríe las travesuras.

Así que, humanos: tomad ejemplo.
Sed más Coco. Viviréis mejor



Para ser feliz hay que eliminar dos cosas

🌸  La felicidad no siempre depende de lo que tenemos o conseguimos, sino de aquello que decidimos soltar. Muchas veces, cargamos con pesos ...