lunes, 28 de julio de 2025

Quiero abrazar a mi yo del pasado


🤍 

Hoy quiero cerrar los ojos un momento y viajar hacia atrás.
No para quedarme allí, sino para encontrarme con ella.
Con esa niña que fui.
Con esa Amalia pequeña, risueña, feliz, que corría sin miedo porque aún no conocía el dolor.

Quiero abrazarla.

Quiero decirle que aunque la vida le ponga piedras en el camino, ella va a aprender a caminar descalza sin perder la sonrisa.
Que aunque muchas veces sienta que no puede más, siempre habrá una fuerza dentro de ella que la empuje a seguir.

Quiero decirle que todo el amor que recibió de sus padres, de su hermana, de esa familia tan bonita y unida, sigue vivo en su corazón. Que ese hogar cálido, esos juegos, esas risas… son raíces profundas que la han sostenido incluso en los momentos más oscuros.

Quiero abrazarte, pequeña Amalia,
por todo lo que has aguantado en silencio.
Por las veces que no entendiste por qué dolía tanto vivir.
Por las noches que lloraste sin saber qué estaba mal.
Por los días en que sonreíste para que nadie notara que estabas rota por dentro.

No merecías tanto dolor.
No merecías tantas pérdidas, tantos vacíos, tantas injusticias.
Pero aquí estás.
Aquí seguimos.

Y hoy, con 65 años, quiero darte las gracias.
Gracias por no rendirte.
Gracias por no apagar la luz de tus ojos.
Gracias por enseñarme a resistir, incluso cuando el mundo parecía caerse a pedazos.
Gracias por recordarme, cada día, que la vida, a pesar de todo, sigue mereciendo la pena.


Hoy me abrazo a ti, Amalia niña.
Y te digo que lo hiciste muy bien.
Que sobreviviste a cosas que no sabías cómo manejar.
Que no estabas sola, aunque a veces lo pareciera.

Y te prometo que a partir de ahora…
voy a cuidarte como mereces.
Con dulzura, con compasión, con alegría.
Porque eres mi raíz.
Mi luz.
Mi fuerza.

Y te quiero con todo mi corazón.




Solo pido esto a la vida


Llega un momento en la vida en el que una ya no le pide grandes cosas al universo. No hace falta correr detrás de lo imposible, ni acumular promesas, ni cargar con sueños prestados. Solo quiero estar aquí, con calma, con la conciencia tranquila y el corazón lleno de lo que de verdad importa.

Ya no le pido mucho a la vida… solo deseo que no me falte tiempo para ver atardeceres. Esos momentos mágicos en los que el cielo se pinta con todos los colores que existen y uno se siente parte del todo. Quiero tener siempre cinco minutos más para mirar al horizonte con Coco en mi regazo, con el alma en silencio y los ojos llenos de cielo.

Deseo seguir encontrando canciones que me acompañen, que me acaricien por dentro y que parezcan escritas para mí. Que nunca se acabe esa magia de escuchar una melodía por primera vez y sentir que me cuenta mi propia historia. Que cada viaje, cada paseo, cada rincón del mundo me regale un lugar bonito, de esos que se quedan en la memoria como postales del alma.

Que los pequeños detalles, esos que otros quizá ni notan, nunca falten a mi sonrisa. Un mensaje inesperado, una taza de café caliente, el olor de la ropa tendida al sol, el abrazo de una amiga, una flor silvestre creciendo donde nadie la plantó. Porque la felicidad, la de verdad, está hecha de esas pequeñas cosas que iluminan los días sin hacer ruido.

Y sobre todo, que el corazón esté tranquilo. Que no tenga que defenderse, ni explicarse, ni correr detrás de nada. Que pueda latir con paz, con alegría, con esa certeza serena de saber que todo está bien, incluso si no es perfecto.

Y si el amor llega, que sea uno que sepa. Que sepa mirar, cuidar, quedarse. Que entienda que un corazón como el mío, con sus cicatrices y sus fuegos, no se encuentra dos veces en la vida. Que valore lo que soy, que no tema lo que siento, y que no me pida ser menos para encajar.

No es mucho lo que pido. Es justo lo que necesito. Y tal vez, al final, eso sea lo más grande.



lunes, 21 de julio de 2025

A veces no estás triste… solo estás cansada




Hay días en los que el alma pesa. En los que parece que la tristeza se asoma, pero si miras con calma, te das cuenta de que no es tristeza. Es cansancio.

Cansancio por haber sostenido tanto durante tanto tiempo. Por haber sido fuerte incluso cuando sentías que te rompías por dentro. Por haber caminado con la frente en alto, mientras por dentro el corazón pedía una tregua.

No, no estoy triste. Lo que pasa es que estoy cansada. Cansada de luchar, de aguantar, de poner sonrisas cuando por dentro dolía. Cansada de las ausencias, de las pérdidas, de las despedidas que nunca quise decir. Cansada de seguir adelante cuando parecía que no quedaban fuerzas.

Pero a pesar de ese cansancio, sigo aquí. Porque hay algo dentro de mí que no se rinde. Porque sé que merezco paz, descanso, y alegría verdadera. Porque aún me quedan momentos hermosos por vivir, personas que me aman y a quienes amo, y sueños que todavía laten dentro de mí.

Hoy no me juzgo. Hoy me abrazo. Hoy me permito descansar. Porque no estoy rota. Estoy viva. Y eso, después de todo lo vivido, ya es un acto de valentía.

— El Rincón de Amalia




domingo, 13 de julio de 2025

No subestimes a alguien de 65


En serio, no lo hagas.
Quien ha llegado a los 65 no es solo una persona con experiencia…
es una fuerza de la naturaleza, una mezcla de ternura y coraje, con más vidas dentro que un libro de aventuras.

Somos las/los que crecimos sin pantallas, sin redes, sin filtros.
La red que teníamos era la del patio del colegio o la de las vecinas que lo sabían todo.

Éramos niñas/os que leían el estado de ánimo de su madre por el ruido de los platos.
Con 7 años, ya sabíamos si había bronca o merienda…
Y con 10, calentábamos la comida “con cuidado, que no se derrame, ¿eh?”
El microondas no existía, pero la responsabilidad ya venía de serie.

Teníamos las rodillas como mapas de guerra: cada cicatriz tenía historia.
Jugábamos en la calle todo el día, sin móvil, sin miedo, sin reloj.
El horario lo marcaba el sol… y la voz de mamá llamando desde la ventana.

Si te caías, te levantabas. Nada de dramas.
Un poco de saliva, una hoja, y a seguir.
¿Dolía? Sí. Pero si no colgaba, no era grave.

Bebíamos del grifo, comíamos pan con chocolate y nadie hablaba de intolerancias.
Y si las había… se callaban. Así eran las cosas.
No existía el drama por una mancha, porque sabíamos quitar cualquiera: de hierba, de sangre, de tinta… y sin YouTube.

Hemos vivido el cambio de todo: del blanco y negro al color, del tocadiscos al Spotify, de rebobinar cintas con un lápiz a guardar miles de canciones en un botón.
Pero aún echamos de menos el clic de pasar una hoja o el chasquido de colgar el teléfono.

Viajábamos sin GPS, con mapas de papel arrugado y bocadillos envueltos en papel de aluminio.
Sin aire acondicionado, sin Wi-Fi, sin stories…
pero con risas, canciones en la radio y muchas ganas de llegar.

Somos la última generación que creció sin internet,
que tuvo infancia sin cascos, juventud sin likes y conversaciones sin emojis.
Y aun así, nos entendíamos mejor que nadie.

Arreglábamos todo con un clip, un trozo de cinta o con paciencia.
Teníamos un canal de tele… y no nos aburríamos.
Guardábamos los cumpleaños en la memoria.
Y si alguien no llamaba… no pasaba nada. Sabías que estaba bien.

¿Sabes qué tenemos?
Instinto. Memoria. Oficio. Resiliencia. Y una dulzura escondida bajo una capa de hierro.
Un sistema inmunológico blindado a base de vida real.

Así que, no subestimes a alguien de 65.
Ha vivido más de lo que tú puedes imaginar.
Y si un día te ofrece un caramelo de menta de su bolso, acéptalo. Puede que ese caramelo tenga más historia que tu nube entera.

Amalia 



jueves, 10 de julio de 2025

Elijo mi mesa

🌙✨ A esta edad… elijo bien mi mesa

En esta etapa de mi vida, he aprendido algo importante: no toda mesa merece mi presencia. Ya no me atraen los manteles elegantes ni los menús sofisticados si el ambiente está lleno de malas caras o de palabras que pesan más que nutren.

Si en esa mesa se reparten críticas disfrazadas de consejos, si los brindis suenan a envidia, y los postres vienen cargados de chismes… entonces gracias, pero no.

A esta edad prefiero lo simple y lo sincero. Me siento donde hay cariño, respeto, risas auténticas y miradas limpias. Y si no hay ninguna mesa así, no pasa nada… Me preparo mi cafecito, saco mi trozo de pan, abro mi corazón y me siento bajo la luna. Con Coco a mi lado y mi paz servida en copa grande.

Porque a esta edad…
no me callo, no me enredo, y no me siento donde no me sienta bien.

✨ Bienvenidas siempre al Rincón de Amalia, donde el menú incluye amor, alegría y mucha vida compartida.



martes, 8 de julio de 2025

🌼 La Vida en Flor 🌼



Hay días en los que la vida se despierta con perfume a jazmín y sabor a melón dulce. Basta con mirar por la ventana y ver cómo el sol se derrama sobre las hojas, cómo las flores se abren sin pedir permiso, cómo los pájaros cantan sin saber que están componiendo una sinfonía para el alma.

¡Qué bonita es la vida cuando decidimos mirarla con los ojos del corazón! Cuando dejamos que la brisa cálida del verano nos acaricie la cara, cuando sentimos la tierra viva bajo los pies descalzos, cuando reímos sin motivo, simplemente porque sí… porque estamos vivos.

El calor, aunque a veces agobie, también es un abrazo. Nos obliga a parar, a sentarnos a la sombra, a saborear un té frío con limón o un helado compartido con alguien que queremos. Es tiempo de flores abiertas, de terrazas llenas de risas, de abanicos, vestidos ligeros y siestas con el ventilador zumbando de fondo.

La vida no necesita mucho para ser maravillosa. Un paseo con Coco, una llamada de Borja desde lejos, una canción que suena justo cuando la necesitas. Y sobre todo, ese instante en el que respiras hondo y piensas:
“Estoy aquí. Estoy viva. Y esto es hermoso.”

Así es la vida… a veces loca, a veces serena, pero siempre hermosa si la sabemos mirar con gratitud, con calma y con una pizca de humor.

🌺 Hoy, que el sol acaricia las paredes y las rosas saludan desde el jardín, recuerda: tú también floreces. Y cada día es una nueva oportunidad para disfrutar, para amar, para reír... y para escribir en este pequeño rincón donde la vida siempre tiene color.

Amalia.







sábado, 5 de julio de 2025

La fregona envejece...


🧹 El Trapo Envejece… ¡y la Vida Rejuvenece!

Dicen que limpiar rejuvenece. ¡Mentira cochina! Yo cada vez que agarro un trapo, me sale una arruguita más. ¡Y no es broma! El mocho, la fregona, el plumero… todos son cómplices silenciosos del envejecimiento prematuro. ¡Nos están robando los años de juventud!

Mientras tú estás ahí, dale que te pego al baño, al polvo, a la cocina… ¡la vida pasa por la ventana! Los amigos están en la terraza tomando algo, el sol se está riendo de ti desde el cielo, y tú ahí… con el mocho como si fuera tu espada de combate.

Pues no, señoras y señores. ¡Hoy se deja el trapo tirado!

La casa puede esperar. El polvo no se va a ofender si no lo saludas. Y la escoba, si se aburre, que baile sola. Hoy se sale, se respira, se toma un café al sol, se charla con una amiga, se le da un achuchón al perro (¡Coco, tú sí que sabes vivir!), se escucha música, se baila aunque sea sola en la cocina… ¡pero sin fregar!

Porque, queridas mías, la vida no se limpia: se vive.
Y si al volver hay pelusas... pues se les pone nombre. “Mira, ahí va Paquita, la pelusa de la semana”. Y tan contentas.

En esta casa no suenan escobas, ni fregonas, ni trapos de polvo.
Aquí suenan risas, pasos descalzos y la patita de Coco corriendo feliz por el jardín.
Porque la vida no está para estar sacando brillo al suelo... ¡está para brillar nosotras!

Y si hay algo fuera de sitio, que se quede ahí.
Las visitas vienen a vernos a nosotras, no a inspeccionar el polvo.
Así que, querida fregona: te puedes ir de vacaciones.
Y tú, trapo del polvo: ni te molestes en asomarte.

Aquí lo único que se sacude… ¡son los miedos!
Aquí lo único que se limpia… ¡son las penas!
Y aquí lo único que entra… ¡es la alegría, la buena compañía y el amor del bueno!

Así que levántate del sofá, deja la bayeta como quien suelta una mala costumbre y ¡sal a vivir, que eso sí rejuvenece!

Con el alma en la mano y el corazón despierto,
Amalia



viernes, 4 de julio de 2025

🌸 Mi lugar perfecto 🌸


Hay quien busca la felicidad en lugares lejanos, entre multitudes, en aventuras sin fin.
Yo la encontré en el sitio más sencillo y verdadero: mi casa.

Mi lugar perfecto no necesita mapas.
Es mi balcón, donde las plantas me cuentan secretos con cada hoja nueva.
Es mi habitación, donde me abrazo con el silencio y me envuelvo en mis pensamientos.
Es mi sofá, donde descanso mientras Coco duerme a mi lado, feliz, en calma.
Es cada rincón que guarda mi esencia, mis recuerdos, mi alegría.

A veces no salgo, y sé que a algunos les puede preocupar.
Pero créanme: no es tristeza, ni soledad, ni encierro.
Es elección. Es gratitud.
Estoy disfrutando de este instante,
respirando lento,
dejándome llevar por la belleza de lo simple.

Porque no hay mayor libertad que la de estar en paz contigo misma,
y no hay mejor lugar que ese donde el alma sonríe sin hacer ruido.

Así soy yo. Así lo vivo.
Y desde este rincón que tanto amo,
les digo: no se preocupen.
Estoy siendo feliz.

✨Con el alma en calma y el corazón despierto,
te abrazo desde mi rincón.✨




miércoles, 2 de julio de 2025

Querida vida

💌 Querida Vida…

Hoy me has despertado con ese nudo en el pecho que a veces no se muy bien de dónde viene. Quizá es el eco de la distancia, porque Borja está lejos y el alma de madre no entiende de kilómetros. Quizá es esa preocupación calladita que tengo por Coco, mi compañero fiel, que aunque no habla, me lo dice todo con los ojos.

Hoy no me siento inspirada. Hoy no tengo grandes ideas, ni ganas de arreglar el mundo. Pero tengo algo más poderoso: la certeza de que sigo aquí. Viviendo. Sintiendo. Agradeciendo.

Querida vida, tú y yo tenemos una historia larga. Me has regalado momentos que guardaré siempre como tesoros: carcajadas que aún resuenan, abrazos que me sostuvieron, tardes de sol, y días de lluvia que me enseñaron a bailar bajo el agua. También me has puesto pruebas, de esas que duelen, de las que remueven por dentro, de las que hacen llorar en silencio. Pero aquí estoy, de pie. Porque incluso en mis días grises, he elegido mirar con amor.

A veces me preguntas si todavía tengo fuerza. Y yo te respondo con una sonrisa cansada, pero firme: sí. Porque aún me queda tanto por vivir… Quiero seguir soñando con esa casa frente al mar, con barbacoas llenas de amigos, con Borja feliz, con Coco corriendo libre por el jardín. Quiero seguir imaginando, porque cuando imagino, respiro futuro.

La vida no siempre es fácil, pero es maravillosa. A su manera. En su locura. En su belleza imperfecta.
Y yo, mientras tenga voz, mientras tenga alma, mientras mi corazón siga latiendo con esperanza… seguiré diciéndote gracias.

Gracias por lo que me das.
Gracias por lo que me quitas.
Gracias por recordarme que sentir es vivir.

Aquí sigo.
Fuerte, sensible, y más viva que nunca.






Admírate, mujer… y un poquito más

Mírate al espejo y deja de buscar defectos. Mira lo que sí tienes: fuerza, historias y un montón de cosas que te hacen única. Admírate por ...