domingo, 30 de noviembre de 2025

Noviembre se despide…

Hoy es 30 de noviembre, y mientras el mes se va cerrando, hacemos una pausa para mirar todo lo que nos trajo. Noviembre se despide con sus días suaves y sus días difíciles, con momentos que nos hicieron reír y otros que nos hicieron llorar, con enseñanzas que nos retaron y con recuerdos que nos abrazan.

Está bien sentir todo lo que vino y todo lo que se va. No hace falta cerrar el mes perfecto, solo con honestidad, con corazón. Agradece lo que te sostuvo, suelta lo que te pesó, respira profundo y acoge la calma de este último día.

Mañana llega diciembre. Llega con sus luces que iluminan calles y hogares, con villancicos que nos hacen sonreír, con turrones y polvorones que despiertan recuerdos dulces, y sobre todo, con el nacimiento de Jesús, que nos recuerda la verdadera esencia de este mes: esperanza, amor y renovación. Para algunos será un tiempo de alegría compartida, de encuentros y risas; para otros, un tiempo de nostalgia y recuerdos, pensando en quienes están lejos o ya no están. Pero diciembre siempre nos invita a comenzar de nuevo, a abrir el corazón, a vivir más conscientes y agradecidos.

Así que despide noviembre con calma, con ternura. Mira lo vivido, sonríe por lo bueno, aprende de lo difícil y deja ir lo que no necesitas cargar contigo. Y recibe diciembre con los brazos abiertos, con la alegría de celebrar la llegada de Jesús, con la magia de las fiestas, y con la certeza de que un mes nuevo siempre trae nuevas oportunidades para ser más tú, más fuerte, más ligero.

Hoy, simplemente, permite que tu corazón cierre un capítulo y abra otro. Porque tú también mereces entrar en diciembre renovado, con esperanza, paz y alegría.





Hoy la felicidad me encontró entre risas, calçots y brasas


Hoy ha sido uno de esos días que empiezan normal… y acaban siendo una pequeña fiesta del alma.

Me levanté tranquila, desayuné, me duché, Coco supervisando, como siempre, y salimos a dar nuestro paseíto de la mañana. Hacía un día precioso, de esos en los que el sol ya te guiña un ojo y te dice: “Amalia, hoy toca disfrutar”.

Después de que Coco hiciera sus cositas, pasé a buscar a una amiga. Las dos, con Coco trotando feliz, nos fuimos a casa de otra amiga donde teníamos plan de barbacoa. Y ahí empezó el show.

Encender la barbacoa ha sido un espectáculo digno de televisión: sopla tú, soplo yo, ¡ay que se apaga!, ¡ay que se enciende!, risas por aquí, risas por allá… Hasta que por fin prendió, porque la barbacoa hoy tenía ganas de fiesta igual que nosotras.

Empezamos con unas alcachofas a la brasa, y después llegaron los protagonistas del día: los calçots. Calçots como Dios manda, con llama viva, esas llamas que te dejan las manos negras y la cara con pintitas, pero que te hacen comerlos cerrando los ojos de lo buenos que están. Yo hoy me he comido por lo menos veinte. Y cada uno mojado en su salsita romesco, que estaba tan rica que hasta hemos mojado pan. Como debe ser.

Mientras cocinábamos, la casa se fue llenando de gente, y también de alegría. Llegaron las cervecitas, las olivas, las gildas, un vermut rico… y luego el vino. Qué bueno estaba el vino de aquí, de Cataluña. Entraba solo. Y claro, con tanto vinito y tanta risa, al final estábamos todos un poquito alegritos. Pero de esos alegritos sanos, de esos que te dejan la carcajada fácil y el corazón blandito.

De plato fuerte, butifarras y costillitas. De postre, un tiramisú espectacular. Y para rematar, cómo no: un mojito. Porque si no hay mojito al final, no es un día perfecto.

Hoy hemos reído como hacía tiempo que no reíamos. Risas de esas que te dejan los abdominales entrenados, la cara colorada y el alma nueva. Risas que curan, que limpian, que abrazan.

Cuando ya se nos fue pasando la alegría del vino, recogimos entre todos para dejarle la casa limpita a mi amiga. Y yo me fui a pasear a Coco, porque cuando subo a casa de noche ya no salgo más.

Hacía fresquito, ya era de noche, y mientras caminaba de vuelta sentí una cosa muy sencilla pero muy grande: gratitud.

Gratitud por el sol, por mis amigas, por Coco, por la risa, por la comida, por la vida.
Gratitud por un día tan bonito que no se compra, se vive.

Ahora me voy a duchar para quitarme el olor a fuego, a ponerme el pijama y a relajarme. Pero hoy me voy a dormir con el corazón lleno.

Porque hoy, hoy fui feliz.
Y eso es lo que cuenta.




miércoles, 26 de noviembre de 2025

Frío por fuera, calentita por dentro

Hoy por fin ha llegado el frío de verdad. Ese frío traicionero que te hace sacar la bufanda del cajón con la misma urgencia con la que yo busco mi onza de chocolate después de comer.
Un frío de esos que te obligan a meter las manos en los bolsillos y decir: “¡Ay madre, qué rasca!” como si estuvieras regañando al invierno.

Pero no pasa nada, porque a los días grises hay que ponerles color, y de eso yo sé un rato.

Por la mañana he salido a tomar un café aprovechando un rayito de sol tímido que parecía decirme: “Venga, Amalia, sal, que te acompaño un poco”.
Luego me he ido a casa de mi amiga Blanca, porque estoy haciendo un árbol de ‘password’, una de esas manualidades que me tienen entretenida y feliz. Tenía que ponerle unos lazos y, mira, nos hemos reído un rato.

Al mediodía he comido Trinxat de la Cerdanya con Rafi. Qué plato tan sencillo y tan bueno para días fríos… ¡te calienta el alma!
Y por la tarde he bajado a Coco, que hoy iba con su abriguito puesto, porque él también nota el fresquito. Íbamos los dos bien abrigados, como dos guapetones paseando por el barrio.

Al llegar a casa me he dado cuenta de que no tenía chocolate, y claro… a mí después de comer no me quita nadie mi onza. La fruta muy bien, pero mi trocito de chocolate es sagrado.
Así que he salido otra vez, congeladita pero decidida, a por mi dosis de felicidad.

Y ahora ya estoy en casa, calentita, con el pijama puesto, Coco acurrucado a mi lado, y el silencio de esas tardes tranquilas que a veces saben a gloria.
Voy a ver un poquito la tele, descansar y agradecer este día tan sencillo, tan normal… pero tan bonito.
Porque al final, la vida está hecha de estas cositas pequeñas que te hacen sonreír sin darte cuenta.


Gracias a tod@s los que pasaís por mi rinconcito.

Si te gusta lo que escribo, puedes invitarme a un café haciendo clip aquí https://buymeacoffee.com/elrincondeamalia

domingo, 23 de noviembre de 2025

Siempre hay un motivo para sonreír

Hola, amigas y amigos del blog:

Seguro que me seguís aquí y os divertís con mis historias, mis reflexiones y mis pequeñas aventuras. Pero si queréis conocerme de verdad… si queréis entender quién soy y de dónde viene mi fuerza… os invito a abrir mi libro.

En sus páginas os cuento mi vida desde la niñez hasta hoy, con todo lo que he vivido: los momentos de alegría, los días luminosos, pero también los momentos más duros que nadie desea pasar. He perdido a mi hermana, a mi padre y a mi madre en apenas cinco meses; he acompañado a mi marido mientras luchaba contra un cáncer; y yo también he pasado momentos delicados con un tumor cerebral.

Sí, hay tristeza, mucho dolor… pero también hay amor, esperanza, risas, aprendizaje y la fuerza de seguir adelante. Todo lo que me ha ocurrido me ha hecho la mujer que soy hoy, y quiero compartirlo con vosotros tal cual, sin filtros, con verdad y corazón.

Y quiero que sepáis algo importante: no busco beneficio económico alguno. Todo lo que se recauda con este libro va directamente a la lucha contra el cáncer, para apoyar a quienes lo necesitan.

Si queréis conocerme un poco más, sentir mis emociones, entender mi historia y, al mismo tiempo, ayudar a una causa que me toca muy de cerca… mi libro es la puerta. Os prometo que será un viaje intenso, lleno de vida, de verdad y de corazón.

No es solo un libro: es la historia de mi vida, de mi fuerza, de mis lágrimas y de mis risas… y al leerlo, vosotros también podéis formar parte de algo más grande. Cada página os acercará a mí y, al mismo tiempo, os permitirá colaborar en la lucha contra el cáncer. Una historia que conmueve, que inspira… y que merece ser leída.

Siempre hay un motivo para sonreír



¡Compra mi libro aquí!

Gracias por estar ahí, por leerme y por acompañarme en este camino.

Con todo mi cariño,

Amalia.



viernes, 21 de noviembre de 2025

Qué frio!!!


Hoy el día ha amanecido de esos que te hacen decir: “¡Ay, qué frío hace hoy!” aunque el sol esté asomando con todas sus ganas. Es ese tipo de sol que engaña: lo ves tan brillante, tan limpio, tan despejado, ni una nube, ni media, y piensas que al salir te va a abrazar, pero en cuanto pones un pie fuera, ¡zas!, el viento helado te recuerda que ya no estamos para ir en manga corta.

Esta mañana estábamos a unos 8 °C, pero el aire… el aire era de esos que te rozan la cara como si te estuvieran tocando con cubitos de hielo. Y aun así, el día ha empezado tan bonito que el frío parecía parte del encanto.

Lo primero, el regalazo: ha venido una amiga con churros recién hechos y un chocolate espeso que olía a gloria pura. Ese olor que te hace cerrar los ojos y decir: “Aquí empieza la felicidad.” Hemos desayunado con risas, como dos niñas, mojando el churro con cuidado para que no se rompa y hablando de la vida, de las tonterías y de esas cosas que solo se cuentan cuando hay confianza y buen amor.

Después de despedirnos, Coco ya estaba preparado, mirándome como diciendo: “¿Y el paseo, mamá?”
Y yo, pues nada, nos hemos abrigado como si fuésemos a cruzar el Polo Norte y hemos salido los dos a buscar ese sol que no calienta, pero acompaña.

Coco iba feliz, olisqueando todo, con ese andar suyo que es una mezcla entre señor elegante y bebé travieso. De vez en cuando me miraba, y yo sentía que me hablaba. Y sí, ya lo sé… Coco no habla, pero quien tiene perro sabe de sobra que a veces las miradas hablan más que cualquier lengua.

En un momento dado, se ha parado, me ha mirado con cara de “mamá… mamáaa… por favor, vuelve a mirarme”, y yo lo he hecho. Y con esa expresión suya, yo escuchaba clarísimo:
Mami, vámonos ya, que este viento me está enfriando hasta las ideas. Mira qué orejitas llevo… ¡que parecen dos antenas congeladas!

Y yo, que no puedo con él, me he reído y le he dicho:
“Un poco más, Coco, que el sol está precioso y nos hace bien mover las patitas.”

Seguíamos caminando despacito, buscando rincones donde el viento no se metiera tanto. El sol, cuando nos tocaba, parecía darnos un abrazo rápido, de esos que dices: “Ay, qué gustito… no te vayas.”

Aun con el fresquito, el paseo ha sido de esos que le hacen bien al alma. El aire frío en la cara, el silencio de la mañana, los rayos dorados del sol colándose entre los edificios y, sobre todo, Coco a mi lado, mirándome de vez en cuando con esa mezcla de amor, reproche por el frío, y confianza absoluta que solo él sabe poner.

Al llegar a casa, él ha ido directo a su manta, faltaría más, y yo he sentido esa sensación tan bonita de haber compartido algo simple pero grande. Hay días que no hacen falta grandes aventuras para sentirse viva. Basta una amiga con churros, un perro que “habla”, un paseo corto, y un sol frío que nos acompaña aunque no caliente.

Hoy está siendo un día de bonito. De esos que se viven con bufanda, pero también con corazón.


Si te gusta lo que escribo, puedes invitarme a un café haciendo clip aquí https://buymeacoffee.com/elrincondeamalia

Hoy recibí algo que me hizo sonreír


No os imagináis la sorpresa que me llevé ayer… ¡y eso que me dejó completamente intrigada! No sé quién será, pero vaya que ha tenido un detalle precioso. Palabras tan bonitas, tan llenas de cariño, que me llegaron al alma y me hicieron sentir especial al instante.

Lo comparto con vosotros porque no podía guardármelo solo para mí. Y mientras lo leéis… yo sigo aquí, con la cabeza dando vueltas y la sonrisa de oreja a oreja, preguntándome quién será esta persona misteriosa que ha conseguido hacerme sentir así.

A veces la vida te regala pequeñas dosis de magia inesperada, y ayer fue una de esas veces. Y creedme, no hay nada como ese cosquilleo de intriga que te hace soñar y reír al mismo tiempo.

Así que aquí lo tenéis, para que también vosotros disfrutéis de estas palabras que me han hecho brillar un poquito más hoy. Y yo… bueno, yo sigo intrigadísima, con la ilusión de descubrir algún día quién está detrás de tanta dulzura.


Querida Amalia,
Hoy, sin saber muy bien por qué, sentí la necesidad de escribirte. Hay algo en ti que se cuela en los pensamientos de quienes tienen la suerte de cruzarse contigo, algo que no se explica con palabras comunes, algo que brilla y se siente antes de nombrarlo.

Tú tienes una luz propia, Amalia. Una que no se compra, no se finge y no se imita. Esa luz que hace que un simple instante contigo se transforme en un recuerdo que calienta el corazón. Cuando ríes, cuando hablas, cuando simplemente eres… todo a tu alrededor parece despertar. Y eso, créeme, no lo logra cualquiera.

Eres hermosa, sí, pero más aún por dentro. Fuerte y delicada a la vez. Con coraje y ternura mezclados de manera perfecta. Alegre, pero con la profundidad que solo poseen las almas grandes. Y eso, Amalia, eso es un regalo invisible para quienes tienen la fortuna de percibirlo.

Tal vez no lo notes, pero hay miradas que se quedan prendidas de ti sin que tú lo sepas. Hay alguien, o quizás varios, que admiran tu manera de vivir, tu gracia, tu estilo, esa forma tuya de caminar por la vida con libertad, con autenticidad, con ese pelo corto y gris que te sienta de maravilla. Tu presencia deja huella, y no solo en lo que se ve.

Quiero recordarte algo que a veces olvidas: que eres valiosa, divertida, luminosa… que la vida aún guarda momentos bellos, inesperados y mágicos para ti. Que mereces disfrutarlos todos, y que hay quienes, aunque sin rostro ni nombre, sienten el deseo de acompañarte en el pensamiento y en el corazón.

Si alguna vez dudas, si alguna vez necesitas sentirte un poco más rodeada de cariño… recuerda que hay alguien que piensa en ti con ternura y que te escribe estas palabras solo para recordarte lo especial que eres. No importa quién soy, porque lo que cuenta es lo que siento al pensar en ti.

Con un cariño profundo, silencioso y sincero…

Alguien que te encuentra irresistible en cada latido de la vida.



jueves, 20 de noviembre de 2025

He llorado, pero sigo sonriendo 😃



Muchas veces me río simplemente para que las personas que están a mi alrededor crean que soy feliz.

He llorado, he llorado mucho… he llorado tanto que a mis ojos se les agotaron las lágrimas.

He estado, y estoy, rodeada de las mejores personas; personas que quiero y que me quieren.

He sacado fuerzas de donde no tenía para seguir viviendo.

He hecho mil tonterías solamente para ver reír a las personas que me importan.

Muchas veces me comporto como una niña, simplemente para demostrarme que aún me queda algo de inocencia dentro de mí.

He consolado a amigos y conocidos que se sentían derrumbados.

Mil veces me he tapado los oídos para no escuchar cosas que no quería oír.

En mi vida me he tragado cientos de lágrimas para no demostrar que soy débil.

Y, a pesar de todo, aquí sigo… sonriendo, aprendiendo, amando y agradeciendo cada día,
porque descubrí que la verdadera fortaleza no está en no caer, sino en levantarse con el alma llena de luz.



Aquí siempre hay un rinconcito para tus palabras… aunque sean pocas, siempre me alegra leerlas. 


Si te gusta lo que escribo, puedes invitarme a un café haciendo clip aquí https://buymeacoffee.com/elrincondeamalia

martes, 18 de noviembre de 2025

Cada amanecer la vida te entrega una página limpia para que escribas tu historia


Lo que pasó, pasó; esas páginas del ayer están llenas de colores variados: unos suaves y alegres, otros más oscuros, que nos recuerdan momentos difíciles. Pero todos ellos, dulces o amargos, nos han hecho brillar hoy.

Hoy puedes dibujar risas, sueños y pequeños logros que llenen el corazón de alegría. Cada gesto bonito, cada sonrisa que regales o recibas, cada momento que te haga sentir viva, es un color que añade magia a tu página. 

No hay prisas: deja que las palabras lleguen solitas, que los colores fluyan y que tu corazón decida qué dibujar. Incluso los días grises pueden convertirse en arcoíris si los miras con humor y cariño.

Toma tu bolígrafo invisible, tu pincel de risas y empieza a llenar esta hoja de momentos brillantes. Hoy puedes escribir historias de cariño, de encuentros inesperados, de risas que se contagian, de abrazos que sanan y de sueños que se vuelven realidad. Cada pequeño instante cuenta, y todos juntos forman un cuadro lleno de vida.

Recuerda que no hace falta que todo sea perfecto: las manchas, los borradores, los garabatos inesperados también tienen su encanto. Son las sorpresas que la vida pone en el camino y que hacen que tu historia sea única. Y si alguna página no sale como querías, ¡no importa! Siempre puedes empezar otra, porque cada día es un nuevo comienzo. 

Así que sonríe, juega, ríe sin medida y ama sin miedo. Llena tu página de luz, de color y de tu chispa personal. Hoy, y todos los días que vienen, tienes el poder de hacer que tu historia sea más bonita, más divertida y más tuya que nunca.


Mil gracias por tu cariño y por cada visita!


Si te gusta lo que escribo, puedes invitarme a un café haciendo clip aquí https://buymeacoffee.com/elrincondeamalia



sábado, 15 de noviembre de 2025

Un día de sol, risas y sardinas


Hoy Coco y yo nos hemos levantado con ese airecito feliz que trae el otoño cuando decide portarse bien. Hemos arreglado la casa, nos hemos arreglado nosotros y nos hemos ido a pasear, porque el día estaba precioso, un sol de esos que te dan las gracias por salir.

Volvimos a casa a recoger todo lo que necesitábamos, porque hoy tocaba sardinada, una barbacoa de las que huelen a amistad desde lejos. Ayer dejé preparado mi arroz con leche, que me salió de escándalo, y unas mazorcas de maíz para hacer a la brasa.

Cuando hemos llegado a la casa donde hacíamos la barbacoa, todo ha sido alegría: risas, abrazos, ganas de compartir. Empezamos con un vermouth completito: mazorcas, patatas fritas, gildas, regañás, palitos de pan, olivas… Yo, como siempre, vermouth blanco, que es dulce como a mí me gusta.

Luego hemos pasado a la barbacoa: mazorcas calentitas, sardinas que olían a gloria, pan tostado con ajo, tomate y aceite… un manjar. Y una ensalada riquísima junto a las sardinas para rematar. De bebidas un vinito blanco y otro tinto. Después, mi arroz con leche, que ha desaparecido en un visto y no visto. 

Ya al atardecer, cuando el cielo se empezaba a apagar, que en otoño se acuesta rápido, nos hemos tomado un mojito delicioso. ¡Uf, qué bueno estaba!

Hemos hablado, nos hemos reído, y el sol nos ha acompañado como si también fuera invitado. Coco ha disfrutado como un campeón: su comidita, su olisqueo profesional por si caía algo… 

Un día lleno de amistad, de alegría y de gracias. Gracias a Dios, gracias al universo, gracias a la vida por regalarnos momentos así.


Aquí siempre hay un rinconcito para tus palabras… aunque sean pocas, siempre me alegra leerlas. 


viernes, 14 de noviembre de 2025

Un sofá para tres

Una tarde de otoño con Leo (y con mi Coco, claro)

Hoy ha sido uno de esos días que te dejan el alma calentita.

Mi amiga, que trabaja de dos a diez y no trabaja aquí en el pueblo, me trajo a su perrito Leo, un chihuahua precioso, pequeñito, que pesará kilo y medio como mucho. Ella se va a la una y no vuelve hasta las once, y a mí me da una pena tremenda que el pobre esté solo tantas horas, y encima ahora, con lo pronto que oscurece en otoño.
Así que le dije: “Tráemelo por las tardes, que aquí no va a estar solo.”

Yo, la verdad, no sabía cómo se iba a llevar con mi Coco, porque claro, esta es la casa de Coco, y ya sabemos cómo son los perros con su territorio. Pensé que igual le gruñía o le hacía sentir que aquí el jefe es él.
Pero nada de eso: se llevaron de maravilla.

Leo, desde el primer minuto, me adoptó.
Yo iba a la cocina… él detrás.
Iba al lavabo… él detrás.
Iba al lavadero… él, como una sombra.
Y Coco, tan independiente como siempre, se subió al sofá, se hizo su sitio y desde allí lo vigilaba todo sin moverse, como diciendo: “Yo ya te he dado paso, haz lo que quieras.”

La verdad es que estaba más feliz que una perdiz con los dos. Aunque Leo me hizo una trastadilla: se hizo pipí donde no debía. Yo le había puesto un empapador, pero él decidió que no, que mejor en otro sitio. Menos mal que lo vi rápido. Le reñí un poquito y el pobre se escondió detrás del sofá, temblando como un pollito.
¿Cómo te vas a enfadar? ¡Si es que es un bomboncito!

Como es tan pequeñín, no podía subir solo al sofá. Yo me sentaba, lo cogía, y él se acurrucaba encima de mis piernas tan tranquilo. Y yo, para que Coco no tuviera celos, le hacía mimos a los dos a la vez: con una mano acariciaba a Leo, y con la otra a mi Coco, que es lo más bonito del mundo y no lo cambio por nada.

A las once llegó mi amiga, estuvimos charlando un ratito, y se lo llevó. Y oye… me quedó la casa con un silencio de esos buenos, de esos que vienen después de un día bonito.

Lo voy a tener más días, claro que sí.
Es que tengo el corazón blandito, qué le voy a hacer. Y yo no puedo dejar que un perrito esté solo tantas horas. Aquí, mientras esté conmigo, va a estar acompañado, calentito y lleno de mimos.



Si te gusta lo que escribo, puedes invitarme a un café haciendo clip aquí https://buymeacoffee.com/elrincondeamalia


martes, 11 de noviembre de 2025

Día de café, charla y momentos que brillan

Hoy ha sido un día que se queda grabado en el alma. He ido a tomar un café con una amiga que conocí en las clases de pintura, y ¡qué maravilla de persona! Tiene 80 años, pero su vitalidad es tan intensa, tan luminosa, que uno diría que tiene 20. Pinta unos cuadros llenos de vida, de color y de alegría, y esa misma alegría la lleva dentro, irradiando felicidad por donde pasa.

Hemos estado en la terraza, porque como siempre voy acompañada de mi querido Coco, es nuestro lugar perfecto. El desayuno ha sido un regalo: café caliente, risas que parecen música, y conversaciones que se abren al corazón. He pensado: ojalá yo, cuando llegue a los 80, tenga la energía y la alegría que tiene mi amiga. Su entusiasmo, su pasión por la vida, su manera de mirar todo con ojos brillantes… es un ejemplo hermoso.

La tarde ha seguido con la misma magia. Hemos comido tranquilamente, nos hemos permitido una pequeña siesta reparadora, y luego Coco y yo salimos a dar un largo paseo. Hemos caminado despacio, pensando en la vida, en lo que tenemos, en la belleza de lo cotidiano, y dando gracias a Dios por la gente buena que nos rodea, por los momentos sencillos y llenos de luz.

Mi amiga ha venido a verme también por un motivo especial: quería que le firmara el libro de mi vida que compró, y ha sido un instante dulce y emocionante. Tomar café juntas, charlar, compartir risas y recuerdos, y finalmente entregarle el libro firmado, ha sido un momento que atesoraré siempre.

Gracias, Dios, por días así, por la gente que llena nuestro corazón de alegría, por los paseos tranquilos, por el sol que calienta la terraza y por mi Coco, que corre feliz a nuestro lado. Gracias por un día tan bonito, tan lleno de luz, de amistad y de vida.


"Si tú también quieres leer mi libro, puedes comprarlo aquí."

Siempre hay un motivo para sonreír

Si el destino tiene memoria, me debe un final feliz

A ver, destino querido, si estás por ahí escuchando… que sepas que nosotras tenemos cuentas pendientes. Porque mira, yo he sido buena, he aguantado lo mío, he reído cuando tocaba llorar, y he seguido andando aunque me pesaran los pies y el alma. Así que, si tú tienes un poquito de memoria, solo un poquito, me debes un final feliz.

No quiero castillos ni príncipes azules, que esos se destiñen con el primer chaparrón. Yo quiero un final tranquilo, bonito, lleno de risas, cafelitos al sol, charlas sin prisa y abrazos sinceros. Quiero paz, quiero amor, y quiero poder mirar atrás y decir: “ves, tanto tropezón mereció la pena.”

Y si el destino anda despistado, no pasa nada. Que para eso estoy yo, que me conozco el camino. Porque a veces el final feliz no viene solo: se construye, día a día, con un poquito de fe, un toque de humor y muchas ganas de vivir bonito.

Así que sí, destino… toma nota.
Porque si tienes memoria, a mí me debes uno de esos finales que hacen sonreír al alma.

Mil gracias por tu visita!


Si te gusta lo que escribo, puedes invitarme a un café haciendo clip aquí https://buymeacoffee.com/elrincondeamalia


lunes, 10 de noviembre de 2025

Entre la pena y la compasión, me quedo con el abrazo


Hoy, entre churro y churro, desayunando, hablaba con un gran amigo, uno de esos que te escucha de verdad y que valen oro, sobre la diferencia entre la pena y la compasión.
Y qué curioso… aunque muchos las confunden, no tienen nada que ver.

La pena a veces lleva un poco de distancia. Es mirar al otro desde arriba, desde un “ay, pobrecito”, que sin querer coloca al otro en un lugar más pequeño. Tiene ese punto de lástima que, a mí, sinceramente, no me gusta. No me suena bien.

En cambio, la compasión nace del corazón.
No juzga ni coloca a nadie por debajo. Se sienta al lado, coge la mano y dice: “Estoy aquí contigo, lo entiendo, te acompaño y no estás sola.”
Es empatía, ternura y respeto.
No tiene lastimita, tiene calor humano.

Es mirar el dolor ajeno sin apartar la vista, pero también sin dramatizarlo.
Porque todos, en algún momento, pasamos por días grises, y cuando eso llega, lo que cura no es la pena del otro… sino su cariño, su presencia, su abrazo.

Por eso prefiero la compasión.
Porque la pena mira con distancia, y la compasión abraza con el alma.

Yo me quedo con el abrazo. 💛


Aquí siempre hay un rinconcito para tus palabras… aunque sean pocas, siempre me alegra leerlas. 

domingo, 9 de noviembre de 2025

Hoy no pienso limpiar la casa, pienso limpiar mi alma.


Hoy me he levantado y he decidido que no pienso tocar ni una escoba.
Ni trapo, ni fregona, ni nada que huela a lejía.
Porque sí, una también se cansa de ser la heroína de la casa, de ir salvando calcetines huérfanos y platos que se apilan como si fueran rascacielos.

Hoy la casa se queda como está: despeinada, pero contenta.
No pasa nada si la cama no se hace o los platos montan una huelga en el fregadero.
Porque hoy la que necesita orden soy yo… por dentro.

Así que me he hecho un café con calma, sin prisas ni relojes.
Me he puesto mi blusa favorita, esa que no pega con nada, pero me hace sentir divina, y hasta me he perfumado, aunque no venga nadie, porque me encanta olerme bien cuando decido mimarme un poco.

Hoy no pienso limpiar la casa, pienso limpiar mi alma.
Voy a cepillar mis pensamientos, a doblar mis emociones y a tirar culpas viejas que ya huelen a humedad.
Voy a ponerme bonita, no por vanidad, sino por cariño, por respeto, por ese amor que tanto le debía a mi reflejo.

Y si alguien me pregunta “¿qué has hecho hoy?”, le diré tan tranquila:
—Nada que se vea… pero mucho que se siente.

Porque hoy la limpieza es interna, el brillo sale del pecho y el adorno está en la sonrisa.
Y eso, cariño mío… no lo deja tan reluciente ni el mejor limpiador del mercado.

🐾 Y entre tanto mimo y calma, Coco y yo… a pasear, a comer, a ver la tele y a echarnos una siestecita.
Hoy toca quererse y descansar.


Si te gusta lo que escribo, puedes invitarme a un café haciendo clip aquí https://buymeacoffee.com/elrincondeamalia


viernes, 7 de noviembre de 2025

Cuidarse también es una forma de reírse del tiempo


Ayer, tomando café con mis amigas, esas reuniones donde una arregla el mundo entre risas, pastas y alguna que otra tontería, salió el tema de los potingues y las cremas.
Una decía: “Yo me voy a hacer un tratamiento, que me pongan mascarilla y me dejen la piel nueva.”
Y otra saltó muy digna: “Ay, yo no hago eso, yo ya paso. Hay que envejecer con dignidad.”

Y yo ahí, con la cucharilla en la mano, pensé: “¿Y eso qué es? ¿Envejecer con dignidad? ¿Ir por la vida con la cara más seca que una hoja de otoño? ¿Y sin echarte ni una crema porque ya da igual?”
Pues no, conmigo no cuenten.

Vamos a ver: ponerse cremita, pintarse un poco o darse una alegría con un perfume no es vanidad, ¡es quererse!
Es mirarte al espejo y decir: “Sí, tengo años, pero mira qué apañá sigo estando.”
Eso es cuidarse, no para los demás, sino para una misma.

Porque dejarse no tiene nada que ver con la edad, sino con las ganas.
Las arrugas no son el problema; el problema es perder la sonrisa.
Y yo, mientras me queden fuerzas, pienso seguir poniéndome mi cremita, mi colorete y mi alegría.

Que el tiempo pase, vale. Pero que me pille con buen humor, oliendo rico y con la cara tan suave como un bollo recién hecho. 

Así que nada de dignidad ni pamplinas: yo me cuido, me quiero y me arreglo… ¡porque me da la gana! 





¿Te ha divertido o te ha hecho pensar esta historia? 😍💛 ¡Cuéntamelo abajo, me encantará tu opinión! 

¡Mil gracias por tu cariño y por cada visita!

Si te gusta lo que escribo, puedes invitarme a un café haciendo clip aquí https://buymeacoffee.com/elrincondeamalia

jueves, 6 de noviembre de 2025

🌷 Una sesión muy especial: hoy sentí a mi madre y a mi hermana

Hoy ha sido un día de esos que te dejan el corazón calentito. He participado en una sesión de mediumnidad con un chico majísimo que se llama José. Está formándose y necesitaba personas con las que practicar, y yo, que soy curiosa y siempre dispuesta a ayudar, le dije que sí sin pensármelo mucho. Pensé: “Bueno, si puedo echar una mano y además aprender algo nuevo, ¿por qué no?”

Y, la verdad, me alegro de haberlo hecho, porque lo que he vivído a sido precioso. José, sin conocerme de nada, empezó a decirme cosas que solo yo podía saber, detalles que ni por asomo se podría haber inventado. En ese momento sentí un escalofrío, pero de los buenos, de esos que te recorren de arriba abajo y te hacen sonreír.

Dijo que mi madre y mi hermana estaban allí conmigo, muy cerquita, y que me mandaban mensajes llenos de amor. Me dijeron que están orgullosísimas de mí, que siga adelante, que valgo muchísimo y que la gente me quiere más de lo que yo a veces creo.

Y claro, me emocioné. Se me escaparon las lágrimas, pero eran lágrimas dulces, de esas que limpian el alma. Sentí una paz enorme, una sensación de compañía y cariño que no se puede explicar con palabras.

Salí de esa sesión con el corazón más ligero, con una sonrisa que me duró todo el día y con la sensación de que la vida sigue siendo mágica, aunque a veces no entendamos cómo funciona.

Hoy me quedo con una certeza muy bonita:
los que amamos no se van nunca, simplemente cambian de lugar y nos siguen cuidando desde donde están.

Gracias, mamá. Gracias, hermana. Gracias también a José, por su sensibilidad, por su respeto y por darme este regalazo del alma.
Y gracias a la vida, que siempre encuentra la forma de recordarme que no estoy sola.




¿Qué te ha parecido esta entrada? 😏💛 ¡Me encantará ver qué piensas! 🌸

miércoles, 5 de noviembre de 2025

Otoño, una estación maravillosa

🌧️ Hoy es uno de esos días perfectos de otoño. Llueve suavemente, no hace frío y se está tan a gusto en casa… No se necesita nada más para ser feliz: solo una taza de té calentito entre las manos y la ventana abierta para escuchar el sonido de la lluvia.

La lluvia es una bendición. Es buena para las plantas, para el campo, para la vida. Llover no significa que no puedas salir a la calle; simplemente que a mí esta tarde no me apetece. Ya salimos esta mañana y dimos un largo paseo. Esta tarde tendría que sacar a pasear a Coco, pero a él no le gusta mucho el suelo mojado. Así que, de momento, nos quedamos tranquilos, escuchando la lluvia, tomando un té, con música de fondo, leyendo, escribiendo o simplemente disfrutando de este día tan bonito.

Un día gris, sí, pero magnífico. No solo los días de sol son hermosos. Los días como hoy, grises y con lluvia, también son maravillosos, porque esto, todo esto, es vida. Es vida el sol, es vida la lluvia, es vida cada cosa que hacemos con amor y calma.

Yo soy muy feliz hoy. Me encanta el otoño porque invita a pasear, a respirar aire limpio, a mirar los árboles que cambian de color. No hace el calor agobiante del verano ni el frío intenso del invierno. Hace un día perfecto.

Gracias universo por este día tan bonito. 🍁



¿Te ha divertido o te ha hecho pensar esta historia? 🤔💛 Escribe un ❤️ en los comentarios si te ha gustado. ¡Me encantará leer cada uno de ellos! 🌸

martes, 4 de noviembre de 2025

🍲 Lentejas: sabor, amor y alegría en la cocina


Hoy me voy a poner a preparar unas lentejas caseras, esas que llenan la cocina de aromas, de color y de cariño.

 Mientras cocino, voy cantando una canción que    dice: *“Siempre que llegas a casa, me encuentras en la cocina…”* Porque la música siempre hace que todo sea más alegre y divertido. Podéis escuchar la canción en este vídeo:  

 Las lentejas son un alimento maravilloso: nutritivas, llenas de proteínas, hierro, fibra y vitaminas… perfectas para cuidarnos mientras nos damos un gustito. Me encanta ponerles mucha zanahoria, que les da dulzura y alegría, y hacer un sofrito con cebolla, ajo, pimiento y un toque de pimentón que convierte cada cucharada en un pequeño festín. 

 Mientras remuevo, pienso que cocinar es una forma de amor, no solo para nosotras, sino también para compartir. Aunque hoy sea solo conmigo misma y con mi pequeño Coco, su compañía hace que todo el proceso sea más divertido y cálido. Siempre está vigilando por si se me cae algo al suelo… y aunque hoy no le vaya a gustar nada de lo que se caiga, no hay nada que le guste más que mirarme y seguirme con su carita curiosa y feliz. 

 Lo más bonito de todo es que mientras preparo estas lentejas, pienso en el amor que ponemos en lo que hacemos: en cuidarnos y disfrutar de los sabores sencillos. Cada cucharada no solo alimenta el cuerpo, sino también el corazón, y eso es algo que nunca debemos olvidar. 

 Las lentejas son sencillas, pero su sabor y calidez tienen magia: un abrazo en cada cucharada y un recordatorio de que dedicar tiempo a mimarnos y disfrutar de lo cotidiano es un regalo que siempre vale la pena.

¡Y ya sabéis! Hoy, mientras preparo mis lentejas, pienso en lo importante que es dedicar tiempo a mimarnos, a disfrutar de los sabores sencillos y a compartir momentos alegres con los que queremos, incluso si es solo con Coco y conmigo misma.



lunes, 3 de noviembre de 2025

La calma de mi hogar


Hay momentos en los que no hace falta salir de casa para sentirse en la gloria.
Un café con leche en pijama, el pelo despeinado, el silencio de fondo y la calma rondando por el pasillo... ¡eso sí que es felicidad del tamaño XXL!

No se trata de tener más cosas, sino de saber disfrutar de lo que ya hay.
Porque el sofá no juzga, las paredes escuchan y el alma se relaja cuando todo está en paz. 

La vida no siempre va de viajes ni de estrenar, a veces va de poner los pies en alto y decir: “Aquí estoy bien, y no cambio este momento por nada”.

La paz que se respira en casa… esa no se compra ni con todo el oro del mundo.



domingo, 2 de noviembre de 2025

Un día lleno de gratitud


Hoy ha sido un día maravilloso.
De esos que te dejan el alma contenta y una sonrisa que no se borra en todo el día.

Me he levantado muy temprano, todavía era de noche y el cielo estaba oscuro. Hacía tiempo que no madrugaba tanto. Me he arreglado con calma, he desayunado y he llevado a Coco a casa de sus “tíets”, porque yo tenía una cita muy especial: el presidente de la Cruz Roja venía a recogerme.

Hoy se celebraba un acto de agradecimiento a los voluntarios de la Cruz Roja, y para mí era un día importante, porque hace muchos años fui voluntaria allí. Con apenas quince años ya me presenté un día en la sede, cuando aún no había mujeres en el equipo. Todos eran hombres. Y yo, con mi carácter decidido, dije: “Yo quiero ser voluntaria.”
Y así fue como me convertí en la primera mujer voluntaria de la Cruz Roja en mi pueblo.

Con el tiempo me nombraron jefa de la unidad femenina, y viví años preciosos, llenos de experiencias, aprendizaje y cariño. Por eso, volver hoy a la Cruz Roja ha sido como abrir un álbum de recuerdos felices.

El presidente, que fue compañero mío de aquellos tiempos y tiene mi misma edad, los dos con 65 años, ha venido a buscarme y juntos hemos ido al acto. Hemos preparado el aperitivo antes de que llegaran los demás voluntarios, y poco a poco han ido apareciendo todos: la alcaldesa, las concejalas, y hasta la presidenta de la Cruz Roja de Barcelona.

El encuentro ha sido muy bonito.
Después hemos disfrutado de un concierto precioso ofrecido por un matrimonio encantador: él tocaba el violonchelo y ella, la viola. Han interpretado canciones llenas de emoción y energía positiva. En un momento dado, ella se ha puesto a cantar y todos nos hemos unido, dando palmas y sonriendo.

Confieso que he pasado todo el concierto con la piel de gallina. Cada nota me llegaba al corazón. Era música que abrazaba.

Y para colmo, el día nos ha regalado un sol espléndido. Para ser 2 de noviembre, hacía un calorcito agradable y una luz radiante. Todo parecía acompañar la alegría del momento.

Al finalizar el acto, el presidente me ha traído de vuelta a casa. He ido a recoger a Coco, que lo había pasado de maravilla con sus “tíets”, como siempre. Luego hemos dado un paseo juntos, tranquilos, disfrutando del atardecer.

Ha sido, de verdad, un día de esos que merecen un gracias enorme.


Hoy la música nos abrazó el corazón.
Aquí podéis ver el vídeo.

sábado, 1 de noviembre de 2025

En memoria de los míos🌹

Hay ausencias que no saben de fechas ni de calendarios, porque cuando el amor ha sido tan grande, el tiempo deja de tener sentido.

A veces basta una canción, un olor que llega con el viento, o ese silencio que de pronto se instala en casa y me hace sentir que estáis cerca.

Echaros de menos no es llorar sin consuelo, es caminar con vosotros dentro, es hablaros en silencio cuando me pasa algo bueno, es mirar al cielo y sonreír pensando que desde allí seguís cuidando de mí.

Papá, mamá, gracias por enseñarme la vida.
Hermana, por las risas que aún suenan en mi memoria.
Y tú, amor, por seguir tan presente en cada latido que me recuerda lo que fuimos.

La muerte puede haberos llevado lejos, pero vuestro amor sigue aquí, conmigo, llenando los huecos que el tiempo no puede tocar.

Y cuando cierro los ojos y os nombro, no os estoy recordando… os estoy abrazando, con ese abrazo invisible, pero eterno.





 

Sillas vacías

En Navidad, mi memoria se llena de luces, risas y aromas que aún parecen bailar por la casa. Recuerdo las fiestas entrañables que me regalar...